Las niñas Kichwas siguen heredando la violencia en cada generación, no solo se trata de la afectación que puede crearse de por vida para ellas, negándoles los derechos más esenciales como el de la educación, acceso a la salud o el respeto a sus creencias espirituales.
En Napo varios femicidios que se han registrado, a la par, los embarazos que siguen siendo a tempranas edades en niñas y adolescentes kichwas, revelan en estadísticas las pocas o nulas oportunidades que ellas tendrán a futuro.
Según el portal “ecuadorencifras”, las mujeres indígenas y afroecuatorianas son el grupo étnico que más violencia sufre en el país, esta afirmación que ha sido verificada anualmente desde hace un par de décadas, desafortunadamente concluye cada periodo que nada ha cambiado, y más bien la violencia se ha naturalizado en los hogares ecuatorianos a tal punto de ubicar al género femenino en el limbo de la muerte, inseguridad y vulneración de todos sus derechos en cualquier espacio y forma.
Sin educación y con más de un hijo, las mujeres de Napo luchan en las chakras por mejores días.
La organización sin fines de lucro “Amukina Milli Warmys de Napo” lucha por romper esas semillas de violencia que han logrado vulnerar los derechos de las niñas en los últimos años, para ella las afectaciones ambientales también las perjudica en este contexto, según sus vivencias la minería ilegal ha tocado las puertas de miles de familias sobornándolas con dinero y poniendo en riesgo la estructura tradicional de sus hogares.
Para Amukina Milli Warmys de Napo en Ecuador 𝟰𝟬 𝗻𝗶ñ𝗮𝘀 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲 las edades de 𝟭𝟬 𝘆 𝟭𝟰 𝗮ñ𝗼𝘀 dan a luz víctimas del abuso sexual, según señalan en sus post que buscan llegar a la conciencia de las madres indígenas de la localidad, esto no es de ahora y tampoco es una aberración de hace poco, ha ocurrido siempre, una de las causas es el incesto y el abuso sexual producto del hacinamiento en el que viven las numerosas familias en las comunidades.
Otro de los factores que despuntan esta triste realidad, es la falta de acceso a la información, misma que podría salvar a miles de vidas de niñas y adolescentes kichwas, y es que hablarles de sexualidad es prohibido, mucho más censurado es socializarles a los adolescentes sobre los métodos de protección sexual para evitar embarazos, “la dinámica con la que queremos trabajar es hasta cierto punto peligrosa, nos han amenazado los esposos de que nos sacaran a pedradas de la comuna por indicarles a las mujeres y jovencitas sobre los implantes y su gratuidad”, relató una enfermera que actualmente acompaña a médicos de la rural en la parroquia Chonta Punta de Napo.
Por otro lado, dentro del escenario comunitario, algo se trata de hacer, así indicó una líder indígena de Amukina, “en nuestro programa de acogimiento, los niños reciben apoyo psicológico y el cuidado adecuado para 𝗴𝗮𝗿𝗮𝗻𝘁𝗶𝘇𝗮𝗿 𝘀𝘂 𝗱𝗲𝘀𝗮𝗿𝗿𝗼𝗹𝗹𝗼 mientras sea seguro regresar con su familia”.
𝗧𝗼𝗱𝗼𝘀 𝗹𝗼𝘀 𝗱í𝗮𝘀 𝘀𝗲 𝗱𝗲𝗻𝘂𝗻𝗰𝗶𝗮𝗻 𝟭𝟰 𝗮𝗯𝘂𝘀𝗼𝘀 𝘀𝗲𝘅𝘂𝗮𝗹𝗲𝘀 en Ecuador, a esta cifra se suma que 3 son niñas y niños menores de 14 años, pero lo más alarmante es que el o los agresores, forman parte del mismo entorno familiar.
Acciones para evitar la violencia sobre las niñas.
Los sectores de Wayrayaku (Muyuna), Pepita de Oro, San Antonio, Paushiyacu Bajo, San Alfonso y San Pedro de Tena son parte del programa de prevención y participación proyecto zona segura, este plan de acción social busca fomentar el desarrollo personal y permite elevar el nivel de autoestima de niñas, niños y adolescentes en un entorno social educado a fin de evitar su incursión en los principales problemas sociales como el alcoholismo, las drogas, pornografía infantil y prostitución; “ocupar el tiempo libre de niñas, niños y adolescentes en actividades deportivas, recreativas y formativas les permite mejorar las posibilidades desarrollo en su ciclo de vida”, nos explicó la psicóloga clínica Rocío Cerda, quien junto a su equipo de trabajo conformado por docentes son parte del Proyecto Zona Segura.
Si bien es importante este trabajo, apenas son 6 las comunidades que mínimamente se han atendido con estas charlas, para los técnicos esta estrategia no es suficiente, ya que en Napo existen decenas de comunas alejadas del sector urbano.
Otros tipos de violencia
La violencia vicaria aparece frente al género femenino como otra de las formas de dañar a las mujeres y consiste en una presión ejercida por el hombre machista, utilizando como medio a nuestras hijas e hijos para herirnos, de ahí que el femicidio se está naturalizando en la amazonia, dañando de manera severa los núcleos familiares y las estructuras sociales que existían en las aldeas ancestrales.
Los femicidios se perpetraron a mujeres kichwas
El pasado 06 de diciembre la Fiscalía dictó sentencia Robinson Sh., por femicidio
26 años de privación de libertad para el femicida, este mintió que su esposa se había tomado veneno, “Encontré muerta a mi señora, a mi hija le dije que haga despertar a su mamá, me dijo que no se mueve. La toqué y estaba fría, pedí auxilio, dije que se tomó veneno. Ese día no discutimos con ella”, fue la primera versión del esposo de Belcy Idalia A., quien dejó sin mamá a sus cinco hijos, pequeños entre las edades de 12 y 6 años, ellos ahora están a cargo de sus abuelos maternos.
“Verdad y Justicia” se pide frente a las estadísticas que alarman a las mujeres en Napo
Según el Observatorio Ciudadano a la Aplicación de la Ley Orgánica Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, el femicidio de jóvenes mujeres es alarmante, las estadísticas son estremecedoras en el país, es desgarrador comprender que en el Ecuador sucede un femicidio cada 28 horas.
Según el mapeo de feminicidios Ecuador, se tiene más de 200 casos, de los cuales la gran mayoría de mujeres eran madres, algunas de ellas estaban embarazadas, otras mujeres habían reportado a las autoridades antecedentes de violencia, y otro grupo de las mujeres víctimas tenían una medida de protección administrativa (boleta de auxilio), en el escenario sangriento y atroz algunas mujeres sufrieron abuso sexual.
En la Región Amazónica los reportes del 2022 con procesos judiciales y en algunos casos con los femicidas detenidos, se reportaron estos desoladores números, Sucumbíos 4 casos, Orellana 4, Napo 3 (mujeres kichwas), Pastaza 2, Morona Santiago 1 y Zamora Chinchipe no registra.
Feminicidas
53% de los femicidas tenían un vínculo sentimental con la víctima, 13 femicidas se suicidaron y 3 intentaron hacerlo.
Estas cifras corresponden a un esfuerzo de la Alianza para el registro desde la sociedad civil, datos que pueden variar porque están en constante validación, pero que duelen al ser pérdidas humanas.