– ¡Ele, compadre Indiscreto! Usted oliendo, oliendo creo que viene.
– ¡Claro pues, compadre Ulbio! Me contaron que había matado chancho y qué bien huele esa fritada. Apenas me enteré dije: “Me voy a ver a mi compadre, es tan pleno conmigo que no me ha dejar con las ganas”.
– Y capaz que quiere un poco, ¿no es cierto?
– Pues hará probar un poquito, no será más puerco que el que ha matado, jeje.
– Ningún “hará probar”, es para vender. Mejor hará el gasto, deje de vivir solo al remo, comiendo de gratis… ¡El cuchi es usted!
– ¡Nada de eso, compadre! Primero hay que probar; para ver si todo está hecho con asepsia…
– ¡Ele! ¡¿Y eso qué es pues?! ¿Acaso es la marca del nuevo aceite de Lasso?
– No, compdre. Quiero decir que hay que ver si todo ha sido higiénicamente preparado; porque después vienen las churretas y las intoxicaciones.
– ¡Qué pasó pues, compadre! Usted sabe que mi mujer es muy cuidadosa en ese aspecto.
– Bueno, en ese caso, con mucho gusto le acepto el platito que me está ofreciendo.
– ¡Qué’s pues! ¡¿Qué platito le he ofrecido yo?! Usted mismo se autoinvita…
– ¡Vamos, compdre! Una probadita nomás; como para no votar el guagua y calmar la gana. Luego ya le hago el gasto, y de paso le comento de otra fritada que se está preparando y está más rica y seguro le va a encantar.
– ¡¿Otra fritada dice?! ¡¿No le digo?! ¡Ya se viene hartando de otro lado y quiere acá más comer de gratis! ¡No sea bandido, compadre!
– No compadre, me refiero a la fritada de la política, que se está poniendo bien buena y ya huele a hartos chan… digo candidatos.
– ¡Ah ya! Siendo así, cuente nomás compadre… ¿Cómo está esa fritada?
– No ve que la vicealcaldesa, que siempre le tuvo pique al Oz y siempre anheló su puesto, para no quedarse con las ganas, así como yo con la fritada, ahora se ha postulado como candidata a la Alcaldía por la Lista 62.
– ¡Ele! ¡Esa fritada si que está buena, compadre! Porque ella siempre lo negó y negó. ¡Que no, que no y que no! Hasta el último.
– Hasta que se acabó el misterio y qué bien guardadito que se lo ha tenido.
– Y como sabe de qué pata cojea el Oz me lo va a hacer revolcar, ya que parece que él también aspira a la reelección.
– ¡¿Ya ve?! No se quedó con las ganas. Y se pegó un discurso, en la presentación, que dio a entender que viene con toda la viada; como quien dice: “¡Te jodiste Oz!” Y como la guerra ya estaba declarada, aquí no hay pelo que valga.
– Y el Oz en vez de aspirar, mejor que se ponga a suspirar, porque su fritada se quedó sin sabor y sin autopsia…
– ¡¿”Sin autopsia”, dice?! ¡Ele! ¡¿Quién se murió?!
– Sin esa cosa que dice usted que es para ver la higiene.
– “Asepsia”, compadre, “Asepsia”; autopsia es esa operación que hacen para averiguar de qué murió el cristiano.
– Bueno, eso. Además, hay otros precandidatos que la están ofreciendo más mejor y menos pior, jeje.
– Como el Polito Lascano, que es otro que lo están presentando por la Lista 61. De ahí viene el Rambo, que regresa de la mano de los Pachas. Y así es como esa fritada se va cocinando.
– Oiga, compadre, y ¿para prefecto? ¿Cómo está esa fritada? ¿Y el Jimmy que dice? ¿Va o no va mismo a la reelección?
– ¡Esa fritada sí que está más fea que la que usted prepara! Jejeje. ¡¿No ve que el Paolo Espín ya se ha adelantado a llenar la ciudad con gigantografías antes de hora?! Creo que me lo van a descalificar por apurado.
– Bueno, dicen que al que madruga Dios le ayuda…
– Pues, también dicen que no por mucho madrugar amanece más temprano. ¡¿Ve el Jaimito?! ¡Ni se mosquea! El viernes por la noche, a pocos minutos de que se venza el plazo, disque va a dar a conocer si va mismo o quien va en vez de él; eso se llama tener táctica política.
– La experiencia, pues compadre, la experiencia.
– Hasta ahora lo único definido que se tiene es la fritada del Rulo Tello a la Prefectura y María Susana Coloma a la Alcaldía, la que no se quedó con las ganas.
– Oiga, compadre; yo creo que en la política también debe haber eso de la anorexia… o esa cosa que dice usted para la higiene…
– “Asepsia”, compadre, “asepsia”. Y claro, tiene usted toda la boca llena de razón, compadrito; porque durante la campaña siempre escuchamos promesas maravillosas; pero después, terminamos intoxicados y con churreta pos electoral.