Inicio Entretenimiento Rayos, truenos y… ¡Disparos! ¡Uy!

Rayos, truenos y… ¡Disparos! ¡Uy!

por Andres Ortega

– ¡Qué barbaridad, compadre Ulbio! ¡¿Qué haremos con estos climas?! Tan variables como la tóxica, que no quiero decir su nombre pero usted ya a quién me refiero, jeje.

– Sí pues, compadre Indiscreto; así estamos sin saber a qué atenernos; ni cómo vestir.

– Creo que si seguimos así vamos a terminar locos.

– Bueno… No creo que sea para tanto, compadre.

– ¡Claro pues! Si empezamos con un lindo día, radiante y hermoso; pero menos pensado, un sol incandescente, con un calor del infierno; y, de pronto, se desata la tormenta con rayos, truenos y centellas. ¡¿No ve?! Tan variable como el genio de quien usted ya sabe.

– ¡Ni que lo diga, compadre! Que la tormenta de ayer nos atacó con una ráfaga de viento que volaron techos, árboles y plantaciones. ¡Nomás vaya ver mi huerto! ¡Cómo quedó el pobre! Los plátanos por el piso, las papayas partidas y las naranjillas rodando… ¡Todo una lástima! ¡Qué coraje!

– Eso le pasa por coño compadre. Por no decir: ¡Vecinos! ¡Vengan! ¡Tengo plátano, yuca, frutas! ¡Lleven nomás cuanto puedan! ¡¿Ya ve?! Diosito castiga a los que son duros del codo…

– Y hablando de ráfagas, ¿escuchó esa ráfaga de disparos anoche en la vivienda de allá arriba? ¡Qué miedo compadre!

– ¡No me diga, compadre! Yo pensé que eran voladores de la San Pancho, como disque estaban de fiesta. Con razón que sonaba tan feo, compadre.

– Y no solo ha sido aquí en Puyo; otra ráfaga de disparos se ha escuchado también en la Shell. Esto no me está gustando compadre. ¡Y no es la primera vez! Ya van algunas veces que se oye disparos como antes solo se veía en las películas.

– ¡Calle nomás, compadre! Ya estamos como en los tiempos del salvaje oeste norteamericano. ¡Esto es tierra de nadie! Donde pongo el ojo pongo la bala, como en esa película de “El Bueno, el Malo y el Feo” con un fondito musical y las balas que zumban: ¡Tas, tas, tas!

– Y a todo esto… ¿Qué dicen pues las autoridades? Algo han de hacer. Esto no puede seguir siendo tierra de nadie… ¡Virgen santa!

– Pues también eso está igualito a las películas del viejo oeste: los policías por allí tirados durmiendo su siesta o mirando tik toks, solo acuden cuando al llamado de auxilio cuando ya las cosas han pasado.

– ¿Y el gobernador? ¿Qué dice o qué hace?

– El gobernador que, desde el otro día anda con la cantaleta de los “megaoperativos”, y cada vez que dice los “megaoperativos, más balas suenan por sus orejas… ¡Pank, pank, pank! Cosa que tiene que correr como Cantinflas, saltando a las balas y haciendo el quite para que no le alcance una bala perdida, más perdida de lo que anda él.

– ¡¿Y no dijo el otro día: “No le vamos a dar tregua a la delincuencia”?! Dijo que “vamos a combatir la inseguridad y Puyo tiene que volver a ser la tierra de antes”, que hasta yo me emocioné con semejante discurso.

– ¡Vaya pues, compadre! ¡Usted taaan inocente! ¡Abogado es pues el Gober!

– ¿Y eso qué tiene que ver?

– Qué en abogado difícil es de creer, porque su labia es pior que la de un mercader. Y ya sabe que del dicho al hecho hay mucho trecho.

– O sea que los megaoperativos…

– ¡Naranjas! Hasta hora no hay resultados. Parece que se ha enconchavado con San Pedro que entre más truena más llueve. Así también con el Gober, entre más grita los “megaoperativos” y sale con su pistolita de agua ¡chisss! Mientras siguen sonando más ráfagas ¡pank, pank, pank!

– Y no moja a nadie…

– Y por otro lado: más robos, más asaltos. ¡Y hasta sicariato hemos tenido! Cosas que en otro ni sabíamos qué era eso.

– Sí, compadre. ¡Es una pena! Nuestro lindo Puyo dejó de ser una isla de paz. Ahora la inseguridad campea, que hasta da miedo salir a la tienda pasadas las seis.

– Ya toca dormir como las gallinas, tempranito.

– ¡Pero qué gallinas compadre! ¡Si a usted siempre me lo encierran temprano! Me lo hacen dormir rápido, me le apagan la tele, el internet y hasta sin luz creo que lo dejan en el cuarto, jeje.

-Es que, como uno madruga a trabajar; en cambio usted como lleva una vida de funcionario público…

– Momento, momento. Sin ofender a nuestros funcionarios; que, aunque ya casi no funcionen, son necesarios para el funcionamiento de nuestra sociedad… Mmm… toca quedar bien con ellos, no vaya a ser que dejen de comprar el periódico… jejeje.

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