Posiblemente para los moradores de las parroquias Sangay y Arapicos y sus comunidades aledañas, la nueva vía asfaltada, debe haberles solucionado casi en su totalidad los problemas de transporte y movilidad, sin embargo, para turistas y transportistas de otros lugares, es una vía que exige mucha atención a quienes por ahí circulen por primera vez.
La vía en sí, podría considerarse como espectacular dada la topografía de la zona, la mayor parte de su trazado es recta, tiene pocas curvas y pendientes excepto una de considerable magnitud, dispone de una excelente señalización horizontal y vertical y hasta la dotación de vallas de protección lo cual le convierte en una excelente vía para el turista.
Sin embargo, todas estas bondades contrastan con la lamentable decisión del Gobierno Provincial de no haber ampliado algunos puentes, dejándoles como trampas que en algún momento pueden resultar mortales porque son verdaderos cuellos de botella a los que se induce al conductor con la ubicación de vallas de seguridad.
Muchos conductores principalmente visitantes, se quejan de este detalle ya que consideran de alto riesgo por encontrarse en rectas donde los conductores de vehículos y motocicletas imprimen grandes velocidades que podrían ocasionar accidentes mortales como los que ya han ocurrido por esta inadecuada decisión de dejar los puentes en su estado original.
La mejor evidencia es el vetusto puente ubicado en el ingreso a la Parroquia Sangay, una población que desde algunos años se encuentra en un franco desarrollo por donde circulan desde motocicletas hasta tracto camiones, containers y todo tipo de vehículo por considerarse el área de mayor producción de pitahaya.