– ¡Qué tal, compadre Indiscreto! ¿Y…? ¿Cómo le fue en el feriado? Cuente. ¿Qué hizo? ¿Sí comió la fanesca?
– ¡¿Feriado, compadre Ulbio?! ¿Cuál feriado? Hable con propiedad pues. Semana Santa se dice, no feriado.
– Bueno, compadre: pero no se me esponje.
– ¡¿Qué’s ps?! ¡Como que no fuera cristiano! Por lo menos era de que vaya a misa a sacar un poco de diablos que tiene adentro. Ahora como usted solo piensa en la plata, ya me imagino que hizo su agosto con tanto turista.
– ¡Que tanto turista, ni tres cuernos!!! Tuvimos solo días de pasión y ningún Sábado de Gloria. Ni un turista por estos lares. ¡Pero viera en Baños! ¡Ni donde poner un pie!
– ¡Claro pues! Es que allá tienen a la Virgen. ¡¿Y aquí?! ¡¿Qué tenemos?! ¡Ya ni la selva es virgen! Con tanta explotación, que de la madera, que del petróleo, que la minería. Ya la selva está como usted a media noche, sin un palo, jeje.
– No solo eso compadre; lo que pasa es que acá tenemos unas autoridades de a perro, que no organizan nada para atraer a los turistas: ¡Ni un evento! ¡Ni un programa! ¡Ni una actividad! ¡Absolutamente nada!
– Tiene toda la boca llena de razón, compadre. Nuestras autoridades son como Judas Sicariote…
– ¡¿Qué no era “Iscariote”, compadre?!
– Ese era el de antes, ahora está de moda este otro… Bueno, le decía que, como Judas, han traicionado al turismo; ahora más, con el cuento de que ya se van, les importa un pepino y se lavan las manos como Herodes…
– ¡Será como “Pilatos”, pues! Porque yo he sabido que fue Poncio Pilatos el que se lavó las manos.
– Ya deje de andarme corrigiendo, compadre, que yo sé lo que digo. ¡¿O qué?! ¡¿Acaso Herodes nunca se lavaba las manos?!
– No lo sé; a lo mejor era cochino…
– Cochinos son los que no quieren invertir en el desarrollo turístico de nuestro cantón y nuestra provincia, ni siquiera por el amor que deberían sentir por la tierra que les vio nacer o que les acogió.
– Así es, compadre. ¡Ni por Semana Santa despiertan de su letargo!
– Y hablando de las cochinadas de autoridades… ¡¿No ve lo que les pasó a los pobres funcionarios de la Salud?!
– ¡¿Qué les pasó a los funcionarios de Salud?!
– Ellos sí que vivieron un verdadero Vía Crucis; con un jueves de agonía, un viernes de pasión y poquito más y los crucifican.
– ¡¿En serio?! ¿O sea que hicieron un Vía Crucis Viviente? ¿Cómo estuvo y dónde fue eso?
– ¡Nada de “Vía Crucis Viviente”! Fueron secuestrados en Copataza, en plena selva, por una turba enardecida de gente chichada que no los dejaba salir mientras las autoridades no ingresen para escuchar sus necesidades.
– ¡¿Y qué pasó?! ¿Las autoridades fueron corriendo, antes de que les pase algo?
– ¡Uh! ¡Nada de eso, compadre! Usted sí que es inocente. Brillaron con su ausencia; llamaban a una autoridad nada, llamaban a otra autoridad y peor. Solo ingresó la directora de salud con tres funcionarios más, dizque pensando rescatar a sus compañeros… ¡Sálvese y sálvenos también a nosotros! Y ¿sabe qué…?
– ¿Qué compadre? ¿Se salvaron como Barrabás?
– ¡Nooo! ¡También la secuestraron con todo y funcionarios! Y ahora pedían la llegada del gobernador, para que dé la cara como representante del gobierno. Entonces le llamaban al gobernador y nada, le enviaban mensajes, “¡Señor gobernador sálvenos!… ¡Señor gobernador venga a rescatarnos!… ¡Señor gobernador auxilio!… Por lo menos mande a los policías que nuestra vida está en peligro…”
– ¡¿Y nada, compadre?!
– ¡Nada, compadre! El gobernador hizo la de Poncio Pilatos…
– O la de Herodes…
– ¡Como sea! El caso es que se lavó las manos y allá… ¡Sálvese quien pueda!
– Es que el pobre Gobernador con tantos problemas que tiene, seguro en estos días santos se desconectó para darse un respiro, tener un momento de reflexión, un retiro espiritual y un baño de espiritualidad para pensar en su yo interior. Y eso se justifica. ¿No ve que pobre…?
– ¡Ya calle! ¡Usted más parece funcionario de la Gobernación! Siempre defendiendo lo indefendible. Un baño si ha de haber tenido, pero no de espiritualidad, seguramente se fue de feriado y allá tirado como gato panza arriba, y no estuvo cuando más se lo necesitaba.
– Pero no se indigne, compadre… Usted también haga como Poncio Pilatos, o como Herodes, lávese las manos y ya…

