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Que paso con el Yasuní

por Andres Ortega

Por: Edwin Mosquera G.

La algarabía momentánea de los activistas y pseudo naturalistas tras una promoción muy precaria influenciaron en la votación de la consulta popular, y como resultado ganó a nivel nacional el SÍ, que dicta la permanencia del recurso no renovable en el famoso bloque del ITT, pero y ahora que dice el gobierno de turno frente a acatar la voz del pueblo que sin duda es la voz de Dios, o con una leguleyada típica del ejecutivo velar por los intereses nacionales.

La consulta previa, libre e informada es un derecho colectivo reconocido por múltiples organismos que permite alcanzar el desarrollo sustentable de los pueblos, entendido el desarrollo sostenible como la aspiración profunda de un pueblo a vivir en armonía con sus territorios.

Al contrario de la consulta popular que obedece al pronunciamiento de todo el  pueblo, sobre materia y asuntos de interés nacional, es decir existe una gran diferencia entre consulta popular y la consulta previa, pero en estos días se evidenciado la aplicación del artículo 57 de la carta magna para aducir que los que tienen que decidir si se inicia o termina una operación de explotación de recursos naturales son los habitantes del territorio, es decir la aplicación de la valoración porcentual de los  votos de Orellana en donde está ubicado el Bloque 43-ITT.

Se ha emitido una consulta al máximo organismo de control constitucional la Corte Constitucional a fin de que aclare este supuesto desfase normativo, y que mientras tanto el gobierno seguirá explotando el crudo.

Todo esto obedece a conveniencias políticas y réditos económicos, que tras apantallar a la ciudadanía una supuesta consulta popular se toma una decisión contraria, misma que se hubiera evitado con las atribuciones que tiene en mandatario sin generar malestar ciudadano ni gastos innecesarios.

El País de Manuelito se acostumbró a vivir del petróleo y mientras el mismo gobierno no impulse fuentes económicas rentables, no se podrá subsistir sin la explotación del oro negro, aquellos activistas filantrópicos son solo producto de la novelería momentánea que sin criterio buscan una protección en perjuicio de los ciudadanos.

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