Por: Edwin Mosquera
Racionalmente previo a disfrutar las festividades carnavalescas, haciendo énfasis en el excelente manejo de las fuerzas del orden, repartidos como naipes nuevamente salieron los decretos del primer mandatario mal discutidos y poco entendibles por el común de la ciudadanía, pero aplaudidos por un poco de pseudo críticos que sin estandarizar cifras o criterios han decidido descocarse frente al planteamiento presidencial.
Una de las preguntas que llama la atención es el cumplimiento de la totalidad de la pena dentro de un centro de rehabilitación, esto no debería obedecer al criterio popular, si no a un estudio social y antropológico criminalístico de los índices delictivos, así como el estudio económico del costo para el estado de una manutención de por vida a las personas privadas de la libertad.
Dentro de la evolución de la teoría penal y la reclusión de los infractores, se indica que el fin de la aplicación del poder punitivo del estado es la prevención especial y la prevención general, entendiéndose que de la garantía del estado es también la rehabilitación social, más no el enclaustrar de por vida a un sujeto que en determinada etapa de su vida, bajo ciertas condiciones irrumpió la norma del comportamiento social.
La euforia del momento puede ser muchas de las veces que haga actuar a la autoridad con cabeza caliente más sin embargo se está pretendiendo buscar una cuasi solución a un problema que generará más dificultades posteriores ya no solo de índole social y delictivo, si no de carácter económico a nivel de estado, a más del hacinamiento carcelarios y las revueltas de rigor.
Las políticas carcelarias, las normas penales, ni las infraestructuras carcelarias o los derechos de los infractores están en condiciones para cambios extremos, por el contrario, se deben iniciar planes de gobierno en donde que el encierro total no sea la solución.
Hay que reconocer que el problema no está en la aplicación de la norma por el sistema de justicia, si no en la ley per se, indicando nuevamente que no por garantizar el derecho a elegir y ser elegido, se pueda colocar a cualquier mamarracho en una curul que como se escuchó en estos días, han firmado los informes, pero no los han leído.
El pueblo no ha sabido manejarse aún en una elección que esté libre del populismo si no se la sensatez y el raciocinio del sujeto, ahí se verá realmente el cambio esperado para el país de Manuelito.