– ¡Qué tal, compadrito Ulbio!
– ¡Qué fue pues, compadre plantilla! ¡A la hora que se asoma!
– ¡¿Plantilla yo?! ¡Ele! ¡¿Cómo así pues, compadre?!
– ¡¿No quedamos en que me pasaba viendo de mañanita para irnos a trotar?! Yo espera y espera todo vestido y alborotado, parado bien equipadito ,ojo por la ventada… ¿Y usted? ¡Nada de aparecer!
– ¡Ah! ¡Simón, compadre! Es que ya no pude, no ve que mi novia me llevó al grado de su sobrino y me pegué la amanecida, compadre. A tal punto que no sé ni cómo llegue a la casa.
– Si quiera usted compadre ha tenido la oportunidad de divertirse un rato. Yo, en cambio, hace tiempo que no remojo la garganta que hasta ya ni me acuerdo cómo es el sabor de un buen trago.
– ¡Eso no le hace, compadre! ¡No me ha dicho nada! Este fin de semana nos vamos a unas dos que tres y listo, para que estamos los compadres.
– ¡Uf! No puedo compadre. Si por culpa del trago mi mujer está perdiendo la vista
– ¡¿Y qué tiene que ver que usted se tome un trago con que su mujer esté perdiendo la vista?!
– Es que, desde la última vez que tomamos, mi mujer dice que no lo puede ni ver. ¡Si hasta dice que lo ha declarado persona non grata en nuestra casa!
– ¡Jash! ¡De mejores casas me han corrido! Eso no le hace que su mujer no me pueda ni ver, una raya más al tigre, jeje.
– ¡Hable serio, compadre! Usted está como los asambleístas, los declaran personas non gratas y ¡para lo que les importa! Jeje.
– ¡¿Y dónde los han declarado personas non gratas a los asambleístas?!
– ¡¿No ve que se han alineado al gobierno?! A tal punto que le dicen “Sí” a todo. Y en estas últimas reformas nos van jodiendo a todos con eso de la jubilación a los setenta años, y también con la pérdida de la estabilidad laborar del servidor público; que cualquier jefe malanochado les puede decir: ¡Gracias! ¡Se me van para su casa así tengan nombramiento!
– Ya se por dónde chilla la puerca entonces; los servidores públicos están ardidos, aunque muchos de ellos se ufanaban en las redes como principales apoyadores del Nobita. ¡Ele! ¡¿Y ahura! Son ellos mismos los que los declaran personas non gratas.
– ¡¿No ve, compadre?! Es que uno se ilusiona con las promesas de los políticos, pero desconoce sus verdaderas intenciones.
– Bueno, y ¿a usted en qué le afecta sino no es un servidor público?
– ¡Si me afecta! Porque ya estaba contando los días que me faltaban, apenas cinco añitos para mi jubilación. ¿Y ahora? ¡Con esta subida resulta que me faltas diez! ¡No pude ser pues compadre! ¿No se da cuenta del mal que nos hacen?
– Y con lo achacoso que anda usted, capasz que cuando le llegue la jubilación ya esté arriba, jugando naipes con san Pedro.
– ¡Calle nomás, compadre! ¡Ni diga! Eso es lo que muchos temen que ni siquiera vamos a poder disfrutar de un retiro digno.
– No se asuste compadre, que yo escuché a uno de nuestros asambleístas decir que eso es solo un proyecto del Gobierno que no está dicho nada todavía.
– Más bien, que no está negociado todavía.
– Eso también; porque después, con un poco de aceite, las rodelas pueden nomás girar a favor del Nobita.
– ¡Claro pues! ¿Cuál es la diferencia? Si estos asambleístas a todo dicen “Sí”, como zombis, y en todo le acolitan al gobierno. Ya pronto será ley y nos jodimos. Por eso ya se habla de una gran movilización nacional a la cual ya se están uniendo varios sectores. ¡Y allí sí que va a arder Troya!
– Pues, para eso aprobaron la Ley Orgánica de Inteligencia, que servirá para criminalizar y reprimir con severidad las protestas.
– Pero las protestas pueden servir para que se detenga la vorágine de leyes contra el pueblo.
– ¡Bah! Para eso tienen su caballo de Troya… ¡El hombre del maletín! Aunque ahora ya no haga falta el maletín porque se paga con De Una; pero, de todas formas, estos asambleístas le resultan baratos al gobierno, ya que son altos los réditos que al final le van a dejar a las élites poderosas del país.