– Oiga compadre Indiscreto, ¿es verdad que usted está necesitando los servicios de una señorita para atender en su local?
– Como usted lo ha dicho, compadre Ulbio. ¿No me diga que ahora quiere vestirse de señorita con tal de coger el trabajo? Capaz es, jeje.
– ¡No diga eso, compadre! ¡Cómo va a creer! Es para recomendarle a una parientita que está en la desocupación. Así que, dará una mano, compadre; ya sabe que entre los dos no hay tres.
– Mmm, habría que evaluarla primero, compadre; a ver si echa pa’lante. Caso contrario, ni por más que sea pariente de mi compadre.
– Se lo garantizo, compadre; ella es todo terreno. Quiero decir que hace de todo, refiriéndome al trabajo, desde luego.
– Ya le digo compadre, que primero hay que hacer una evaluación a ver si pasa.
– Es muy inteligente la guagua.
– Habría que evaluar esa inteligencia, si no da… ¡gracias!
– Es muy profesional en su trabajo.
– Habría que evaluar ese profesionalismo, si no da… ¡gracias!
– Es guapa también.
– Habría que evaluar que tan guapa es, si no da… ¡gracias!
– Buena presencia física tiene…
– Habría que evaluar ese…
– ¡Ajá! ¡Viejo verde! ¡Ya se por donde va! Con eso de la evaluación que la evaluación y la evaluación y si no da gracias… ¡Usted no quiere una empleada sino otra cosa!
– ¡Calma, compadre, calma! Lo que pasa es que ahora está de moda eso de las evaluaciones. ¿No ve en cierta institución provincial? Ahora dizque están haciendo una evaluación del desempeño dos veces al año. Que la eficiencia, que la eficacia, que los resultados; que, si no saca buena calificación… ¡Chao!
– ¡Ah Chuta! O sea que me los han puesto a correr a todos; como quien dice a ponerse las pilas, caso contrario… ¡Chao pescao!
– Dicen que el jefecito ha emitido un comunicado, en el cual dispone la evaluación de todos y cada uno de los servidores de acuerdo a sus atribuciones conferidas y se pase un informe de los resultados obtenidos. ¡Todos están temblando del miedo!!!
– Por mi parte, me parece bien que los evalúen, y el que no cumple chao; porque tienen que ganarse su sueldo con resultados, como tiene que ser. Yo si estoy de acuerdo, y el que nada debe nada teme. Porque, dicho sea de paso, hay algunitos que se la pasan a vaca, otros que dan una mala atención, como que uno fuera a mendigarles un servicio.
– Sí, pero ese no es el punto, compadre. Usted no entiende. Se trata de tener un argumento para buscarle la quinta pata al gato, y con esto que ahora la ley establece que ya no hay nombramientos definitivos, que a cualquier hora el jefe puede decirles “gracias” bajo cualquier pretexto. Entonces si no eres de mi línea política… te juiste, si no haces lo que te digo… te juiste, si no me simpatizas… te juiste, si no estás de acuerdo con la autoridad… te juiste, si le gustas al jefe, pero como no quieres pararle bola… ¡Afuera también!
– Ahhh… Ahora entiendo. Todo será a conveniencia de la autoridad, con eso los tendrá bien controlados.
– Además, por otro lado, como tienen sus compromisos políticos, por más que seas un buen servidor te buscan pretexto y afuera; porque saben que con tu sueldo de nombramiento ellos pueden meter tres a contrato ¡y listo!
– Cierto es, compadre. Por ello es que ahora tienen instituciones infladas, llenas de personal que no tienen que hacer, solo para estar atrás de la autoridad, aplaudir en todo momento y gritar a pulmón lleno: “¡Viva mi jefecito!”
– ¿Ya entendió, compadre?
– Sí, compadre, ya entendí muy bien.
– Entonces compadre, antes de que se vaya, hágame un favor, de llevando a mi Mayrita al centro que tiene que hacer un depósito de urgencia, no sea malito.
– Con mucho gusto compadre, pero habría que evaluarla de paso, jejeje.
– ¡Usted que la evalúa y yo que le pongo un buen zopapo en las narices!