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GUATA CON CAVIAR

por Andres Ortega

Si por algo somos identificados los ecuatorianos es por nuestra supuesta viveza criolla, que no es nada más que la perspicacia en hacer las cosas, en esa sal que le ponemos a las cosas y en convertirse en showman en cada actividad que se realiza, y el representante del populismo y la extravagancia popular de llama Abdala Bucaram ex presidente de los ecuatorianos quien fue diagnosticado mentalmente incapaz para ejercer el poder ejecutivo por 44 diputados quienes el 6 de febrero del 97 se graduaron de psiquiatras, psicólogos y diagnosticaron al primer mandatario.

El 7 de julio de 1996, Bucaram ganó la presidencia obteniendo el 54,5 % de los votos, gracias a su campaña pintoresca y populista en donde se ganó el corazón de las bases y pueblos comiendo en sitios populares, besando a niños de la calle y como él dice en sus entrevistas accionando con las mujeres que le admiraban, pues después de 6 meses entre extravagantes banquetes, escándalos y varios paquetazos al pueblo quien se levantó en protestas, abandono Carondelet algunos dicen que con costales de yute llenos de plata (sucres de la época), para abandonar el país y asilarse en Panamá.

Ahora bien, el análisis es el siguiente; los diputados están en la capacidad de diagnosticar un presunta incompetencia mental (consta en actas), para poder gobernar y no solo eso si no que ni siquiera siguieron el órgano regular y aislaron a la Vicepresidenta para a oscuras entre gallos posesionaron a Fabian Alarcón quien era el Presidente del Congreso, muchos de los asambleístas ni siquiera terminaron la escuelita (ciclo básico) peor aún que hay pisado un campus universitario y aún peor con conocimientos psiquiátricos o de comportamiento humano, tal vez que influenciados por una copa de algún añejo en las rocas y uno que otro pase, solo alzaron las manos sin miramientos de las consecuencias posteriores.

Se presentó una demanda por parte del declarado en donde que la  CIDH de la Organización de Estados Americanos solicitó al Estado ecuatoriano que responda a la demanda internacional que presentó Abdalá Bucaram en 2015, que se reclama 200 millones de dólares como reparación integral por la destitución que enfrentó en febrero de 1997, por parte del entonces Congreso Nacional liderado por Fabián Alarcón.

Que culpa tenemos los ecuatorianos de las ignorancias de los legisladores de la época, o peor aún de las ambiciones políticas entre partidos políticos, cuando de seguir así el caso los ciudadanos tendríamos que pagar esos 200 millones de dólares en un país que está al borde de la quiebra, abrazados a un muñeco de cartón con la esperanza de un plan Fénix que hasta la fecha no se sabe de qué se trata.

En este país en donde existen violaciones a los derechos humanos, violación a los derechos laborales, y que inclusive ahora se pretende dar de baja al único órgano autónomo que garantiza los derechos ciudadanos, ahora se encuentra en el entre dicho que de las cagadas anteriores de los pseudos padres de la patria, sea el pueblo quien pague las consecuencias para después ver que se están comiendo guatita adornada con unas huevas de esturión negro.

Edwin Mosquera G.

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