El fundamentalismo pareciera ser exclusivo de extremismos religiosos y en especial se lo atribuye al Islam o para entender mejor se diría a la religión Musulmana, seguidora del Profeta Mahoma que escribió su libro sagrado El Coram que le fue dictado por el Arcángel Gabriel seiscientos años después de Cristo. A buenas luces entonces serían los hermanos de los cristianos, inclusive en mis lecturas someras del Coram encuentro que en el si se reconoce la divinidad de María madre de Jesús en algunos de sus versos, cosa que dentro de alguna de las mismas ramas cristianas no se reconoce esta divinidad.
También dentro del cristianismo podemos decir que existe el tan negativo fundamentalismo religioso, a la luz de los acontecimientos en muchos pueblos del mundo en las últimas décadas se aprecia que esta irracional manera de extrapolar sus ideas políticas o sociales que les lleva a radicalizar sus comportamientos destruyendo la infraestructura de sus propias ciudades y países que han sido esfuerzos y sacrificios de sus antecesores llegando al colmo de que quien no acepta sus ideas no tiene opciones de ser aceptado y por tanto debe ser atacado hasta físicamente como se ve en los grupos que sostienen extremismos políticos o la ideología de género o la pretendida legalización del aborto.
Es de especial atención los problemas que como país vivimos en los primeros días de octubre y los desmanes que hasta hoy vive Chile, los vivió Colombia y que cual epidemia se encuentran latentes para estallar apenas los gobernantes se atrevan a destapar la olla de presión donde se cocinan estos fundamentalismos retrógrados azuzados por los que siempre están dispuestos a echar gasolina al fuego.
Esperemos entonces que tampoco en los acontecimientos de geopolítica entre Estados Unidos e Irán nos traiga un conflicto de proporciones mundiales que haga peligrar la armonía y hasta la subsistencia de la raza humana y del planeta.