Por: Mónica G. Jaramillo
Este 2020 vivimos un año pre electoral, con miras a las elecciones presidenciales y legislativas de 2021, en la cual, se aspira que, los que serán elegidos para una próxima asamblea estén en la capacidad, altura y nivel de los requerimiento y necesidades del pueblo que los elegirá.
Esta ambición implica que el posible candidato a postularse presente un discurso real de acuerdo con las necesidades de los diferentes sectores de la sociedad actual evitando así presentar una propuesta populista supuestamente novedosa como “eliminar la Senescyt”, “bajar el IVA” o “enjuiciar penalmente a tal persona”, esto refleja la construcción de un discurso falso o errado dirigido a un sector popular.
Un posible candidato no debe ser una persona que simplemente quiera postularse, sino que tenga un nivel alto de representatividad, registrando una experiencia con capacidad de conocimiento de las realidades en la que vivimos, conociendo sus demandas y necesidades de cada sector.
Actualmente no podemos hablar de tendencias electorales sino de opinión social, principalmente por que no ha existido una disciplina partidista concretamente definida, esto debido a la falta de compresión respecto a la oferta de la organizaciones políticas, ya que muchos de ellas como es costumbre en nuestro país, deciden lanzar a la palestra política a “figuras o estrellas públicas” sin necesidad de tener una corriente o ideológica marcada; es por ello que no nos sorprenda que en la próxima contienda electoral, tengamos que elegir entre Julissa, el Soldado Caído, la Diva, etc.
Más allá de hablar de candidatos, la mayoría de la gente cuestiona el sistema, como los jóvenes y las nuevas generaciones quienes no presentan algún tipo de interés en estos temas por lo que se alejan de todo aquello relacionado con la política o simplemente no les interesa esta clase de política con políticos sinvergüenzas que han ejercido el poder por mucho tiempo o aquellos que se encuentran vinculados a grandes escándalos de corrupción, resumiendo así este problema político en una falacia ideológica definida en dos palabras correistas – anticorresitas.
Muchos candidatos ya han anunciado su candidatura, sin interesarse sobre las posibles sanciones que conlleva una pre campaña, como ya lo anticipo CNE, el pasado 22 de noviembre del 2019, con la aprobación de una resolución para iniciar el monitoreo de la campaña anticipada, la máxima autoridad del órgano electoral, señaló que esta es una necesidad que responde a preocupaciones ciudadanas y que actúan dentro de sus competencias.
Ahora, la responsabilidad de las organizaciones políticas es grande al momento de inscribir su candidatura para tal dignidad, pues nos encontramos con reformas al código de la democracia, que cambian las reglas del juego, una de ellas, es el cambio del método de adjudicación de escaños, listas cerradas o «planchas», obligatoriedad de encabezamiento de mujeres y jóvenes, debates obligatorios, sanciones por violencia política de género, entre otros.
Finalmente, con esta pequeña reflexión, se aspira que quien quiera llegar a una dignidad, se debe encausar en un nivel de participación y conexión directa con el ciudadano, construya un verdadero plan de trabajo con objetivos claros de avanzar en la economía del país y el mejoramiento de la calidad de vida de la gente, pues cada uno de nosotros somos una construcción de la sociedad que anhelamos.