Por Willan Rivadeneira R.
El Coronavirus empieza en el Ecuador a pasarnos su factura, suspensiones de eventos masivos, limitaciones en las movilizaciones humanas, controles más exhaustivos a todo nivel, posibles suspensiones de actividades académicas y educativas, en definitiva una serie de acciones muy bien adoptadas para detener de alguna manera el ingreso a nuestras ciudades de la terrible pandemia que en otros países mantienen preocupadas a autoridades y ciudadanía.
Esto de alguna manera viene a distraer la atención de aspectos en la vida administrativa y política de municipios y gobiernos parroquiales , en donde sobre algunos administradores empezaban a sonar voces de descontento de su gestión por parte de grupos ciudadanos .
Algunos sectores hablaban de revocatorias en contra de las autoridades en el Municipio de Morona, Gobierno Parroquial de Sevilla Don Bosco, Gobierno Municipal de Tiwintza y otros en donde con argumentos de diferente índole daban a conocer la pérdida de popularidad de los electos y la posibilidad de utilizar el mandato constitucional a fin de preguntar a la población la conveniencia o no de la continuidad en sus funciones,
Es importante evaluar la gestión de los organismos seccionales cuando sus nuevos administradores se aprestan a cumplir un año de funciones, pero además de las evaluaciones públicas en donde no debe prestarse atención al ayampaco o a los tamales que sirven a los asistentes sino que es necesario que todos los electos hagan una evaluación de su accionar, de su conducta pública, de la molestosa injerencia criticada de familiares y amigos que a veces distorsionan el verdadero sentido de la administración.
No nos oponemos ni tampoco alentamos a las revocatorias, al contrario en el mismo sentido que en la Pandemia del Coronavirus solicitamos tomar atención en el cuidado personal y si debemos optar por revocatorias que fundamentadas deben ser legales y constitucionales, nos permitan vigorizar nuestras entidades seccionales y por supuesto el sistema democrático.