Por: Nardo Aquiles Iñiguez
Recuerdan estimados amigos cuando orgullosamente cantábamos a toda la provincia MS que somos “invictos ante el virus”, pues hoy como caballeros debemos reconocer que estamos quizás contagiados la mayoría con síntomas y asintomáticos.
Sólo quién a sufrido está enfermedad o sus familiares pueden dimensionar la magnitud del daño mental y corporal que causa esta pandemia, el resto de la población, nos burlamos y hasta abusamos de la salud de los humanos
Conversé telefónicamente con amigos y familiares “a ningún enemigo le deseo este mal, ahora sí que conocí el mismísimo infierno” me dijo mi primo ya convaleciente del covid 19.
Las autoridades responsables, ojo, quienes aman realmente a su pueblo, continúan sin desfallecer batallando y haciendo entender a sus conciudadanos que se cuiden, aunque a algunos de sus propios empleados les importa un “pito”, no su salud, sino la del resto de vecinos.
Las medidas de lavarse continuamente las manos, el distanciamiento social y la mascarilla es la triada cuasi perfecta. No estar en contacto con personas vulnerables y ancianos que somos los más propensos es decir tener consideración de su prójimo.
Nadie queremos volver al semáforo rojo, la economía hogareña se derrumbó, y estamos reclamando “ustedes como tienen sueldo del gobierno” pero para disminuir los casos de contagio debemos ser honestos y éticos en el comportamiento, ésa es otra forma de corrupción, por lo tanto debemos circular hasta la hora y el día que nos indica el reglamento, evitar aglomeraciones públicas, etc.
A la reina, el alcalde, concejales, religiosos y algunas personas de buen corazón ya se nos agotó el “cushqui”, ya quedamos sin fiestas del doce, no hay ayudas de comestibles y ropa ahora nos toca trabajar, pero guardando las respectivas normas de cuidado.
Recuerden por favor, somos una sola familia limonense, hemos llorado juntos por nuestros muertos o desastres naturales, hemos festejado los reinados provinciales, la solidaridad y el respaldo ciudadano nos hará crecer más aún. No doblegarse por la acción de uno u otro mal elemento, lleno de odio o frustración personal en su vida que brota por sus poros el veneno viral. La misma sociedad se encarga de señalarlos con el dedo.
Recordemos la perseverancia y la pujanza de nuestros abuelos para ver desde el cielo a un Limón próspero y orgullosos de sus hijos y de sus nietos.