– ¡Qué tal. Compadre Ulbio! ¿Qué se ha hecho, pues, que se ha desaparecido estos días?
– Hola, compadre Indiscreto. Es que andaba de vacaciones aprovechando el feriado, pero se me han hecho cortísimas.
– Hombre, pues; era de que lleve a su suegra. ¡Le hubieran parecido larguísimas!
– ¡Uy! ¡No pues así, compadre! Hubiera regresado viejísimo, jeje.
– ¿Y adónde fue, compadre? ¡No me diga que se fue a la playa!
– No, nada de eso compadre; ni que tuviera tanta plata… ¡No ve que el negocio ha estado malísimo! Me fui acá nomás, cerquita, a Tena, que tiene lugares muy bonitos.
– Bien por usted, compadre; espero que haya tomado todas las precauciones de seguridad…
– Eso sí, compadre; por eso no se preocupe porque no he dejado de estar consciente de la situación.
– Me alegro por el Napo, que se esté convirtiendo en un importante destino turístico; pero me da tristeza por Pastaza…
– ¿Y por qué, compadrito?
– Porque para nuestra provincia este feriado fue casi nulo; apenas dos que tres decidieron quedarse. La gran mayoría de los que salieron de casa pasaron a Tena y nos quedamos nuevamente con la tristeza de verlos pasar porque Puyo ya no es el destino turístico de otros tiempos.
– Eso sí, compadre. Ahora Puyo se ha convertido en «Ciudad de paso».
– Así es, compadre Ulbio; gracias a que nuestras autoridades no hacen nada por potenciar el turismo, ni siquiera lo más básico de promocionar nuestros atractivos naturales, que si los tenemos, a nivel nacional…
– Y peor organizar paquetes turísticos para que los extranjeros nos visiten, nos están ganando nuestros vecinos como Baños y Tena y nos conformamos con verlos pasar…
– Bueno, tampoco es necesario que nos pongamos a competir con nuestros vecinos; para todos hay con un buen trabajo, hasta pudiéramos trabajar conjuntamente para desarrollar una gran zona turística.
– Eso sería bueno, compadre… Pero también nos ha afectado la crisis sanitaria…
– Eso también es lamentable, compadre; vea nomás… el Parque Acuático, que es lo mejorcito que tenemos, convertido en Centro de Atención Covid, cuando pudo haberse buscado otro lugar que no perjudique al turismo.
– Con eso ni a los locales nos ha de dar ganas de entrar a darnos un baño…
– Nos hace falta pensar en grande, otros atractivos, como un parque temático con la presencia de todas las nacionalidades que expongan su cultura, gastronomía y tradiciones.
– En definitiva nos hace falta otra autoridad que le apueste al turismo y no en las obras del cemento.
– En eso sí tiene toda la boca llena de razón, compadrito.
– ¡¿Pero eso cuándo será?! ¡En el siglo veintidos!
– ¡Uuuuuu! En el siglo veintidos ya hemos de estar haciendo turismo en la Luna.
– ¿Cree usted que algún día estaremos haciendo turismo en la Luna?
– ¡Claro pues, compadre! En aquellos días estaremos viajando constantemente a la Luna como turistas.
– ¿Y nosotros también podríamos ir?
– Nosotros no, compadre…
– ¿Y por qué no, compadre? ¿Acaso no tenemos derecho?
– Tenemos derecho e izquierdo; pero para esa época ya hemos de ser fiambre… ¡¿Acaso piensa que va a vivir más de cien años?!
– ¡Ah!… jejeje… cierto… No había pensado en eso. Bueno, me refería a que gente de aquí podría también viajar a la Luna a hacer turismo.
– Eso sí, compadre; pero no siempre…
– ¿Y por qué no siempre?
– Qué no ve que a veces la luna va a estar llena; entonces no se podrá viajar. Porque si está llena ¡cómo vamos a entrar!
– Bueno, compadre; pero esos son sueños utópicos. Debemos preocuparnos por el presente y por nuestro Puyo.
– No son sueños utópicos, compadre; porque ya hay personas viviendo en la Luna.
– ¡Eso sí que no le creo, compadre! ¡Ni los gringos ni los rusos han podido establecerse en la luna!
– Los gringos y los rusos no; pero sí nuestras autoridades, que viven en la luna y no asientan sus pies sobre la tierra ni trabajan en verdaderos proyectos para desarrollar nuestro potencial turístico.