Inicio Entretenimiento ¡A repartirse el pastel se ha dicho!… ojalá no resulte amargo

¡A repartirse el pastel se ha dicho!… ojalá no resulte amargo

por Andres Ortega

– ¡Vaya pues, compadre Ulbio! ¡Otra vez andando por la calle como zonzo! ¡Cuidado se caiga al hueco!

– ¡Oh! ¡Ay, compadre Indiscreto! Lo que pasa es que me acaba de pasar algo que me tiene intrigado.

– ¿Intrigado? ¿Acaso almorzó mucho trigo o qué?

– No, compadre. Es algo que me pasó en casa cuando fui al almuerzo.

– A ver, a ver; cuente compadre, ¿qué fue lo que le pasó ahora?

– Pues, figúrese compadre que ayer mi mujer me reclamó que por qué no arreglaba la luz del pasillo.

– ¿Y? ¿Usted qué les respondió?

– Yo le dije: ¡Acaso que soy electricista!

– ¡Ahhh! ¡Resabiadito, ¿no?! ¿Y qué le dijo su mujer?

– Nada, después me reclamó que por qué no arreglo el mueble de la cocina.

– ¿Y? ¿Usted qué les respondió?

– Yo le dije: ¡Acaso que soy carpintero!

– ¡Uyuyuy! ¿Y qué pasó entonces?

– ¡Nada pues! Que hoy llego a la casa y veo que la luz del pasillo y el mueble ya estaban arreglados. Entonces le pregunté a mi mujer que quién los había arreglado.

– ¿Y qué le respondió su mujer?

– Me contestó que se los había arreglado el vecino. Entonces le pregunté que cuánto le había cobrado.

– ¿Y qué le dijo?

– Me dijo que le había dado a escoger entre hacerle un pastel o acostarse con él.

– ¿Y? ¿De qué sabor le había hecho el pastel?

– Eso fue lo que le pregunté; pero me respondió: “¡Acaso que yo soy pastelera!”

– ¡Ay, compadrito Ulbio! ¡Usted sí que es un caso! Bueno, si a su vecino no le dieron pastel, al que sí le hicieron morder el pastel y hasta soplar las velitas fue al prefecto, por las sesenta y cuatro primaveras de nuestra provincia.

– Eso sí que estuvo emocionante… ¡Un dulce pastel para Pastaza!

– Pero ahora tengo que hablarle de un pastel menos dulce, más bien medio amargo.

– ¡¿De qué pastel me habla pues, compadre?!

– Pues, del pastel de la política, compadre. De aquel que ya muchos se andan repartiendo antes de hora. ¡Y hasta ya dizque se andan peleando por los mejores pedazos!

– ¿Acaso me está hablando usted de las luchas intestinas de los de ADN por cooptar los espacios de poder?

– Bueno, no se si estará en su ADN o si el pastel llegará a su intestino; porque se escucha por ahí que se van a quedar chupándose el dedo.

– ¡¿Y cómo así ahhh?!

– Porque, en las altas esferas, la negociación será con los asambleístas.

– ¡Otra vez se repite la misma historia!

– Así mismito, compadre. Pero, al que no le dieron ni pite del pastel fue al coordinador de campaña de ADN, que ya me lo han descolado de una y se ha quedado sin pan ni pedazo.

– Será “sin pastel ni pedazo”.

– Será lo que tenga que ser; pero, el caso es que ni la mismísima Guadalupe, que se creía más milagrosa que la virgencita del Quinche, ha podido hacer nada.

– ¡¿Ni siquiera ella?!

– Tal como lo escucha, compadre. Es que, con todo ese escándalo de los 75 millones desaparecidos, creo que el diablo se le durmió.

– ¡Chuuuzo! ¡Tremendo chanclazo le dieron por chancludo!

– Ahora la gran pregunta es: ¿Quién será el nuevo gober? Ya estamos como aquella vieja canción: ¿Será varón? ¿Será mujer? Jejeje.

– Pero, ya han de estar sonando algunos nombres, ¿o no?

– Nombres suenan; pero todavía no se sabe a ciencia cierta quién mismo será.

– Bueno, lo que Dios quiera por ser la primera vez, lo importante es que sea alguien nuevo, cara fresca, joven y que no haya estado en el mundo de la política.

– Tiene toda la boca llena de razón, compadre; porque ya estamos cansados de figuras recicladas que asoman nomás de un partido a otro y siempre sonriéndole al gobierno de turno.

– Así es, compadre… ¡Puro pastelero!

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