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Años viejos juntos pero no revueltos

por Andres Ortega

– Oiga, compadre Ulbio; usted, Año Viejo, ¿dónde va a pasar?

– ¡¿Qué’s pues, compadre Indiscreto! ¡¿Ya empezamos con los insultos?! ¡¿Por qué me dice año viejo?! A ver.

–  Solo le estoy preguntando: usted, Año Viejo, ¿dónde va a pasar?

– Y sigue con la ofensa… ¡De ganita va a hacer que termine el año de mala manera! No me busque compadre, no me busque.

– Bueno, creo que no me entiende. Se me olvidaba que usted es corto de entendimiento. Ya vino con esa falla desde la fábrica mismo.

– ¡¿Cuál falla, y cual fábrica pues?! Verá que yo soy como mandadito a hacer.

– ¡A ver! Le formulo la pregunta de otra manera, hasta con dibujitos para que entienda: Usted, ¿dónde va a recibir el año nuevo?

– Ele, ahí sí ya cambea; hablando como cristiano cualquiera entiende. ¡¿Dónde más voy a pasar?! En mi casa, con mi familia pues, dónde más voy a pasar. Y, ¿a qué se debe el honor de esa pregunta?

– ¡Para que se esconda pues, compadre! No vaya a ser que le quemen, jejeje.

– ¡¿No ve?! ¡Sigue insinuando que parezco año viejo!

– ¡No, no, no! ¡Para nada, compadre! Bromita nomás es. Lo que pasa es que esa es la pregunta que le ha hecho el prefecto al alcalde: “Usted, Año Viejo, ¿dónde va a pasar.

– ¡¿Así le ha dicho?! ¡Ele! ¡No ha de ser!

– Bueno… No exactamente… Lo que pasa es que le ha enviado un comunicado con la propuesta de unir esfuerzos y recursos para organizar una sola fiesta de fin de año, para despedir el Año Viejo como Dios manda.

– ¡¿Y, Dios estará mandando a que despidan el Año Viejo juntos? ¡A Diosito qué le va a importar eso! Él ha de tener cosas más importantes que hacer.

– Es una forma de decir, compadre. ¡Qué’s pues! Usted también. Es una forma de decir que hay que despedir el año de la mejor manera, por todo lo alto, en este caso con una sola fiesta para que la gente se divierta.

– Bueno, me parece muy sensata la propuesta, como debería de ser. Porque últimamente veo que cada cual cogió su camino y organizó la fiesta por su lado. Que feria el uno que show el otro; el uno en la concha acústica que el otro en la Plaza del Ánimo. ¡No pueden hacer una sola fiesta por el bien del cantón y la provincia!

– Eso mismo es lo que dicen los moradores del Barrio Obrero; que para qué hacer doble esfuerzo, doble gasto y dividir a la gente, unos por allá otros por acá. La prefectura tiene su presupuesto para un show de fin de año, el Municipio también tiene su propio presupuesto para despedir el año. ¡Qué mejor que se unan y traigan buenos artistas! Hasta para atraer a los turistas.

– ¡Qué bueno, compadre! ¡Qué ideota la del prefecto! ¡Me sumo a la propuesta!

– Chuta; pero no le diga idiota al señor prefecto. Respete pues.

– Yo no dije “idiota”, dije “ideota”; es decir: qué gran idea que ha tenido, se ha de haber levantado con todo el ánimo.

-Por eso mismo, y en esa expectativa, ya se ha adelantado el señor prefecto en solicitar el permiso para el uso de la Concha para allí despedir al Año Viejo acústicamente.

– ¡Ya era hora, compadre! ¡De gana el señor prefecto se convierte en blanco de críticas! Habiendo la concha esa con todo armadito para toda clase de eventos, viene y se lleva los espectáculos a esa Plaza del Ánimo.

– Por eso mismo, para que no le sigan criticando, la vez pasada mismo dijo que había solicitado la Concha Acústica pero que le fue negado, bajo al pretexto que ya prestaron a otra institución. Ahora, para que no le pongan pretexto alguno ha solicitado con un mes de anticipación.

– ¿Y el alcalde? ¿Qué dirá al respecto? ¿Acoge la ideota o se hace el idiota, como siempre?

– Ha dicho que va a estudiar la propuesta, luego ha de responder. Pero difícil le veo; puesto que aquí hay conflicto de intereses: el prefecto por su lado quiere tener al pueblo contento porque va por la reelección, al alcalde por otro lado, también quiere la simpatía del pueblo porque aspira lanzarse a la prefectura. Entonces, como quien dice, hay choque de intereses.

– ¡Chuuuta! Y nosotros, como siempre, a merced de los caprichos de los políticos.

– Bueno, si ellos, no se juntan los juntamos nosotros. Hay que hacer monigotes para quemarlos juntos, eso es todo; el uno por su “ideota” y el otro por ser “idiota”. ¿Qué le parece compadre?

– ¡Tiene toda la boca llena de razón, compadre! Entonces ya tenemos a quien quemar y despedir el Año Viejo por todo lo alto. Pero, con autoridades o sin autoridades, con viejo o sin vieja… ¡Bailamos porque bailamos!

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