Inicio Entretenimiento Arajuno no le teme al covid ni al bochinche

Arajuno no le teme al covid ni al bochinche

por Andres Ortega

– ¡Hola compadre Ulbio! ¿Qué tal de polvitos?

– ¡¿Qué le pasa pues, compadre Indiscreto?! ¿Por qué quiere saber de mi vida íntima?

– Me refiero a los polvitos de carnaval, compadrito. No se me confusione.

– Más le vale compadre. Pues, mire; yo estuve por Arajuno…

– Ah; ya me contaron que lo han visto hecho un cuco en Arajuno, peor que diablo de la selva.

– Es que mi compadre, Dios le pague, me invitó.

– ¡Ele! ¡¿Qué’s pues?! ¡¿Tendrá otro compadre en Arajuno?!

– ¡Claro pues! Yo tengo suegros y compadres por toda la provincia.

– Y quién es ese compadre, seguramente no lo quiere que lo invita a que muera pronto.

– No, no diga eso, que mi compadre es nada más ni nada menos que Cesitar Grefa, el burgomaestre de aquella floreciente ciudad. Y viera, que hubo de todo: ciclo paseo, camisetas mojadsa, elección de reina, artistas invitados y hasta bailachi…. Y todo estuvo a full.

– A full van a estar los hospitales dentro de pocos días, compadre; por descuidados, confiados, irresponsables, inconscientes y todo. ¡¿Qué es eso de artistas, elección de reinas y bailachi?! ¡¿No ve que está prohibida toda aglomeración de personas?! ¡¿Qué no entienden mismo?!

– Lo que pasa es que el cantón Arajuno, ya pasó a semáforo verde, y además si se cumplió con las normas de distanciamiento y uso de la mascarilla…

– ¡¿Distanciamiento dice?! ¡¿Y Cómo?!…

– ¿Le parece poco la distancia de Puyo a Arajuno? ¡Dos horas y media es pues! Por lo tanto, el virus no llega allá tan lejos.

– ¿Y lo de la mascarilla, haber explique?…

– ¡Igual pues, compadre! Todos embarrados de harina, huevo, lodo, pintura, aceite y tantas cosas hasta las orejas. ¡¿Qué más mascarilla quiere?! Y, por último, el alcohol llovía a diestra y siniestra; toma que toma chuchuguasa. Con eso todos bien desinfectados y seguros.

– Pero; por el mismo hecho de que están en verde deberían cuidarse más; para que el virus no les deje verdes, en lugar de abrir las puertas para que entre reimundo y todo el mundo.

– No se preocupe, compadrito; que allá el virus tiene prohibido entrar por ordenanza municipal.

– No, no. Discúlpeme, pero por más que sea su compadre, no me parece coherente eso. Yo de alcalde, ni a usted lo hubiese recibido, para que llegue hecho el zalamero a tomar y comer de gratis… ¡Como si no lo conociera!

– ¡Futa, compadre! ¡Usted está más regañón que mi suegra! ¡Déjese de cosas!

– Bien dicen que el que no le ha pasado no sabe. Por eso le felicito a mi alcalde de Puyo, que como ya pasó por el contagio y se salvó de milagro, sabe lo terrible que es este mal y dijo: “¡Aquí no se hace nada!”… Y nada se hizo.

– ¿Nada de nada?

– ¡Ajá! Ni por más que los de la Cámara de Turismo llegaron que dizque a pedirle que organice alguna que otra actividad para el carnaval. La respuesta fue enfática: “¡He dicho que no!!!”

– Tiene toda la boca llena de razón, compadre. También hay que condolerse de los pobres médicos y enfermeras. ¡Ya un año sin descansar! Dele que dele a cuidar a los pacientes…

– ¿A los pacientes? Mejor dicho, a los irresponsables como usted, que cada vez van en aumento.

– Si, dizque que los pobres ya no dan más. Están exhaustos, agotados, casi rendidos.

– Hay que tener un poco de compasión. Pues discúlpeme y no me venga con que mi compadre me invitó.

– Ahí sí que me tocó en lo más profundo de la conciencia, compadre. Ya me removió hasta el shungo; poco más y me pongo a llorar. Cierto es, pobre gente, día y noche sin parar, de domingo a domingo, deben estar rendidos… ¡Humanos son, pues!

– Eso espero compadre, que le haga conciencia. Que recapacite.

– Bien que el miércoles de ceniza me eché harto polvo para quitarme lo pecador. Oiga compadre, y pasando de coles a nabos: ¿Va a ir a la marcha en defensa de la democracia para salvarle el pellejo al Yaku? Es que una prima me invitó.

– ¡Ay, compadre! ¡Usted lo que tiene de bruto, lo tiene de bruto! ¡Qué marcha ni qué ollas viejas! Salve su vida y no se preocupe de la vida ajena; que cuanto esté en el hospital estirando la pata nadie ha de ir a verle, ni yo. ¡Y qué prima ni qué prima! Aquí lo que prima es su salud. ¡Haga caso! ¡No sea necio! Que ya lo dice Nuestro Señor: “Cuídate que te cuidaré…”

Deja un comentario

* Al utilizar este formulario, usted acepta el almacenamiento y el manejo de sus datos por parte de este sitio web.