Por: Edwin Mosquera G.
El sujeto latino se caracteriza por su viveza por su suspicacia y por ser quien resalta entre los demás sujetos, es tanto así que inclusive el Rey Carlos II quien gobernaba España, caracterizó a los monos juguetones vivos y traviesos como monos de Guayaquil, es así entonces que el sujeto de los países bajos de américa es reconocido a nivel mundial por su carisma, elocuencia, viveza y hasta cierto punto creativo en bien o en mal para su beneficio.
Con esta antesala hare remembranza a los famosos atentados en contra de ciertos políticos de izquierda de derecha y del medio que asombrosamente salvaron sus vidas por desperfectos en los materiales de los detonantes o porque no les toco.
En la crisis del Paro Nacional, atentaron contra el representante de los Indígenas, Leónidas Iza donde se apreciaron ciertas caricias en un auto de alta gama que más parecían rastros de piedritas que lanzo algún guambra malcriado, en la segunda ocasión a la Vice del país albiceleste tampoco se activó el detonante de la pistola de su supuesto victimario, y hoy por hoy resulta que al periodista de investigación le asustaron un par de ruidos fuera de su casa, que como a los caninos parece que le asunto el estruendo de los petardos, es increíble como en los noticieros se visualizan muertes a diestra y siniestra por parte de sicarios y en el intento de liquidar a los notables justo, pero justo no funcionan las balas.
La ideología y creencia ciudadana popular se ha caracterizado por la novelería, siempre pero siempre cuando alguna figura pública se encuentra en el ojo del huracán, por eso invariablemente es bueno inventarse algún atentado en contra de la vida, alguna emergencia familiar o en el populacho algún problemita casero, pero en definitiva hay que ponerse como víctima ante el pueblo con eso bajan las armas y se sale bien librado.
Este comportamiento se ha visto en candidatos a burgomaestres que se han inventado hasta enfermedades catastróficas cuando resulta que trataron de esculpirse el cuerpo para recobrar algunos añitos de juventud para su nuevo negocio, digo mandato.