Despertemos y sacudamos nuestras neuronas aletargadas y pandémicas para aportar con ideas a ver cómo se puede mejorar la convivencia social que sin duda no puede ser la misma para sostener la vida en ciudades.
Despierten ciudadanos, despierten alcaldes, concejales, prefectos y técnicos en movilidad y en todo aspecto que pueda aprovechar el momento de quiebre que invita a reprogramar muchas de las costumbres que parecían adecuadas y que hoy yacen desnudas por que no estarían acordes a la realidad que viviremos.
Aprovechar y reajustar es la tarea, y para esto, me permito en recomendar alguna que nos vendría bien. En ocasión anterior relaté que hace más de 30 años pretendí realizar una gestión bancaria y me movilicé en bicicleta y ante la falta de donde aparcar mi vehículo quise dejarla arrimada a una columna mientras hacía la gestión. El guardia por poco me agrede cual si fuera un pecado mortal, ahora es el momento que toda institución pública o privada se preocupe de ofrecer un parqueo para las bicis que seguro se pueden transformar en el vehículo más idóneo por todo lo que eso representa.
Considero que los cabildos deberían emitir ordenanzas para promover su uso e inclusive se podría definir una zona del casco central solo para uso de peatones y de vehículos no motorizados que accedan a ellas. Para quienes no pudieran hacerlo haya el servicio de bicitaxi o taxicleta de cuatro ruedas y con asientos y espacio para pequeñas cargas.
El transporte público puede reorganizarse para que acerque a los usuarios hasta una zona periférica, el uso de la bicicleta, triciclos y más se deben normar para que se incremente en toda la ciudad promoviendo sitios para su parqueo y los negocios que den esas facilidades pueden inclusive recibir algún incentivo municipal.
Si podemos readecuar comportamientos en pro de una mejor vida, así como las restricciones por placa que los árboles y flores de mi calle agradecen lozanos.
Foto y datos del autor Ab. Naranjo