Por: Javier Salinas Alba
Hace 15 años surgió en el corazón de la Amazonía una propuesta comunicacional ambiciosa, ser el referente de la prensa escrita, el 24 de febrero de 2006 circula la primera edición de Semanario El Observador, iniciativa impulsada por el visionario y emprendedor Luis Morocho Janeta, uno de los pioneros de la impresión gráfica en Pastaza.
El desafío de la comunicación social desde todo punto de vista es un aprendizaje diario, nada hubiera sido posible, sino fuera por el aporte y empeño de manos solidarias y corazones comprometidos con el único postulado de mantener informados a los habitantes de las provincias de Pastaza, Morona Santiago y Napo.
Baluartes de la redacción y la gráfica han aportado para que cada viernes circule la edición, su principal impulsor considera que este trajinar no ha sido fácil, demanda de un esfuerzo grande que parte desde la cobertura informativa, pasando por la redacción, la diagramación, impresión y finalmente la distribución a los diferentes puntos de venta.
La evolución tecnológica por un lado brinda facilidades, pero por otro se convierte en un reto, hoy en día El Observador, a más de seguir manteniendo su circulación física, apuesta por las plataformas digitales, cuenta con una página web, la misma que se alimenta de información del diario acontecer, lo cual se sustenta en las redes sociales que se actualizan con las noticias regionales, nacionales e internacionales, su comunidad de seguidores sigue creciendo.
La sustentabilidad siempre es el cuello de botella de todo medio de comunicación, pero no ha faltado la voluntad de los lectores que cada viernes esperan para seguir adquiriendo, a eso se suma los aporte de las empresas públicas y privadas que siguen confiando en el rotativo, lo cual se apalanca con la parte digital.
En el 2020 la Universidad Estatal Amazónica nombró a Semanario El Observador como padrino para los nuevos profesionales de la comunicación social que se forjan, la flamante carrera que promete mucho para el fortalecimiento del talento humano en los medios de comunicación local.
El Observador, un legado comunicacional que sigue escribiendo la historia de los hechos, de las buenas y las malas, de las tristes y las alegres, pero sobre todo de la realidad que viven los pueblos amazónicos