Por: Edwin Mosquera
Si bien es cierto, los decretos presidenciales 110 y 111 han sido muy funcionales en el desenvolvimiento de las fuerzas militares y policiales, y reconociendo el éxito que está teniendo el famoso plan en contra de los terroristas y delincuentes, pero se están olvidando algo que tal vez por la euforia de las fiestas carnavalescas, el sacrificio de todos estos agentes de control que va a ser desatado en un solo feriado.
El viceministro de gobierno ha indicado que las autorizaciones para las festividades del carnaval ya no van a ser autorizadas por el COE nacional, sino que es potestad de cada cabildo el analizar la situación de riesgo, así como la incidencia de realizar la fiesta a costo de su responsabilidad
Entonces, en resumidas palabras, la municipalidad será responsable de si existen o no muertos en cada territorio, por la autorización o no de los eventos, pero la autoridad debería balancear cierto criterio, ¿cuánto tiempo le tomó al estado ejercer su poder punitivo y mantener cierto control, no sería contraproducente el en pleno estado de excepción bajo una semaforización, pero con libre albedrío festivo?
La colaboración nacional debe ser dentro de todo ámbito más no solo en los días de inseguridad, he aquí debería darse a lucir el arte de las autoridades en exponer a su pueblo la decisión que se ha tomado, es en beneficio y garantía de las seguridades de su pueblo, teniendo en consideración que pasado el feriado la situación de peligrosidad y riesgo en el país seguirá.
Sería un poco irresponsable que se haya pretendido mantener por más de 2 meses limitaciones en la libertad de la movilidad, así como otras restricciones para que por un fin de semana dejar al gozo del carnaval y después tener contar a los muertos que posiblemente mueran feliz con un poco de carioca en la boca.