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Campaña “No arranques la piel de los Bosques” prohíbe el uso del musgo natural para los pesebres de Navidad

por Andres Ortega

De la misma manera que la palma en Semana Santa, ahora el Ministerio del Ambiente, solicita evitar el uso del musgo en la elaboración de los tradicionales pesebres navideños, que año tras año se organiza por esta temporada de Navidad.

   Así lo dio a conocer la directora del MAE en Pastaza, Cecibel Ponce, al informar que se ha iniciado con la campaña “No arranques la piel de los Bosques” que tiene el objetivo de concienciar a la ciudadanía sobre el impacto en el uso de especies no maderables, como bromelias, líquenes, helechos y musgos. Estas especies vegetales generalmente son extraídas de su hábitat natural para la elaboración de pesebres.

  Para ello, el MAE ha coordinado también con la Policía Nacional a fin de montar operativos de control que permitan impedir el uso de estas especies, puesto que su uso indiscriminado conlleva a fuertes sanciones.

   Para lo cual se montarán operativos de control en plaza, mercados, calles y almacenes, con la finalidad de evitar la venta de las espacies no renovables y motivar más bien, al uso de materiales alternativos como: madera, aserrín y productos sintéticos.

  Ponce señaló que la campaña más que ser sancionadora, pretende ser educativa, para que los ciudadanos aprendan a cuidar el medio ambiente y hacer uso de otros materiales; en ese sentido se visitará con charlas a los establecimientos educativos y se hará uso de los medios de comunicación.

   Las especies vegetales que se busca proteger constituyen el hogar y alimento de muchos animales silvestres, protegen las nacientes de agua, brindan condiciones de humedad y nutrientes para que germinen otras semillas, captan agua de la neblina y favorecen la acumulación de material orgánico. Es decir, cumplen un rol dentro de la dinámica de los bosques.

   La extracción de especies vegetales en peligro de extinción de su hábitat natural está penada con prisión de uno a tres años y con multas que van de 500 a 1000 salarios mínimos vitales, de acuerdo con el Código Penal y la Ley Forestal, respectivamente.

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