Por: Edwin Mosquera G.
El populacho ya investigo y hasta sentencio a sus posibilidades a Cáceres, pero no podía faltar el analista penal que abrió sus fauces y dijo que se trataría del primer caso de feminicidio en el Ecuador, si como lo leen feminicidio, otro termino sexista y peyorativo a quien se trata de proteger, pero muy apreciado por sus benefactoras.
El proceso investigativo se maneja con sigilo y prudencia a fin de recabar toda la información de manera correcta, no anunciando por la boca de cualquier miserable que se cree el Sherlock Holmes criollo y riega a diestra y siniestra falacias que entorpecen la finalidad de la misma.
Ahora bien, hablar de un feminicidio es inconsecuente he ilógico, todavía la sociedad no entiende bien aún el femicidio para comprender que existe una diferencia sustancial en delitos de lesa humanidad que reúnen crímenes, secuestros, desapariciones de mujeres y niñas ante un colapso institucional, repito acción u omisión del Estado, las cosas deben decirse como son y no polemizar un caso en particular porque genero controversia social, ha caso las demás desapariciones no tienen el mismo rango de importancia, o pasado determinado tiempo se generara otra novedad que aliente al pueblo a levantarse y uno que otro periodista a rasgarse las vestiduras por defender el derecho a la vida.
En mi mente ha quedado la idea perenne de, en que cabeza puede hablarse un feminicidio, si básicamente esa tipología penal no existe en la codificación penal ecuatorial y es de conocimiento popular, que el delito tiene que ser TIPICO, antijurídico y culposo, es decir estar escrito, tipificado, codificado y demás conceptos que indiquen su identificación y determinación penal, no basta solo con el burdo y vago criterio de un mamarracho que pretende generar controversia social.
La determinación de reclamar y pedir justicia debe estar enfocada en parámetros que colaboren a la investigación, más no en televisar una queja, si no en aportar información y ser un ente proactivo, que con carteles en las afueras de una institución no se encuentra un cuerpo.