Por: Edwin Mosquera G.
Falta mucha lectura y conocimiento el pretender comparar a Ecuador con Colombia, por un par de bombas y muertes que se quiere decir que es sicariato, pues bien, como siempre se ha dicho, hay que instruirse no hablar por hablar ni vomitar lo que le sale de la barriga.
El terrorismo y el sicariato en Colombia nación bajo la tutela de una cultura de narcotráfico, siendo esta ultima la mano armada de los capos siendo fuertemente armadas inclusive hasta mejor que los policías de esta época. Hablar de terrorismo no es encontrar dos que tres cadáveres medianamente descuartizados o ahorcados en un puente o dos o tres explosivos en lugares públicos para hablar de terrorismo o peor aún narcoterrorismo.
Terrorismo es hablar de una lucha política, mediante la cual se persigue la destrucción del orden establecido o la creación de un clima de terror e inseguridad susceptible de intimidar a los adversarios o a la población en general, mas no un par de eventos criminales por algunos neófitos delincuentes que busquen algún centavito para meterse vicio.
Lo peor no es las imágenes mentirosas o magnificadas que se comunican a la ciudadanía, lo peor es el terror social que se provoca, la decadencia ciudadana y la mala fama de una ciudad. De qué sirve aplaudir y cantar viva Manabí y su capital en honor al Chito Vera, cuando a la vuelta de la esquina se ensangrientan las pantallas y periódicos con sangre de los Choneros.
Lo que estamos viviendo no es terrorismo o peor aún narcoterrorismo, se llama falta de control por la autoridad que se tiran la pelotita entre el uno y el otro de quien mismo es el responsable, seguirán apareciendo los muertos y las bombas hasta que de una vez por todas se pongan bien los huevos y se acepte que hay algunos predestinados a tener una bala en la frente.