Marcelo Ladino presidente de los comerciantes del Mercado Mariscal, en diálogo con nuestro medio de comunicación, señala que lamentablemente los vendedores ambulantes no tienen control de las autoridades y expenden libremente sus productos en desmedro del comercio formal que tiene que pagar arriendo, impuestos y contribuir al erario municipal.
La situación de la pandemia ha afectado al cien por ciento al comercio formal, con el tema del cierre de los mercados, el cierre parcial a los negocios y las restricciones, a tal punto que los ha colocado en una situación muy difícil; no así para los vendedores informales a quienes se les ha dejado trabajar libremente, esto ha hecho que incluso los comerciantes de los mercados tengan que también salir a las calles para poder ganarse el pan de cada día y llevar el sustento a sus familias; de allí es que se ha visto la aglomeración de ciudadanos y con ello el incremento de los casos de Covid-19 en la provincia de Pastaza.
Por ello, exige mayor control de las autoridades en no permitir el comercio informal y hacer que todos ocupen sus los puestos al interior de los mercados que ahora lucen totalmente vacíos. Es decir mientras que adentro no hay un alma, las calles están llenas de ambulantes y también puestos que proliferan cada día más.
En lo que tiene que ver a los mariscos o productos del mar, por ejemplo, hay una gran cantidad de tiendas y negocios que se han concentrado a lo largo de la Av. Mons. Alberto Zambrano y otros sectores y también los vehículos que recorren sin ningún control, mientras que en los mercados son permanentemente monitoreados ya sea por Arsa, Intendencia, Comisaría Municipal, etc.
Ahora resulta que todas las esquinas, almacenes y zaguanes de las viviendas se han convertido en lugares apropiados para la venta de legumbres y aunque muchas veces se ha dialogado con las autoridades se hacen de la vista gorda. Todo esto va en desmedro del trabajo formal.
Señala que en otras ciudades como Ambato y Riobamba hay un control y no se permite el comercio en zaguanes, para eso están los mercados, mientras que Puyo se está convirtiendo en tierra de nadie.
A esto se suma el problema de la delincuencia que cada vez es más fuerte en el barrio Mariscal y que no se puede hacer nada ya que la policía más se demora en detenerlos que ellos en volver en libertad, la ley más está a favor de ellos que del ciudadano común. (GO)