Por: Ab. Favio Frías Msc.
Por la salvaguarda de la salud de toda la comunidad educativa (estudiantes, profesores y padres de familia) las autoridades del sistema educativo en Ecuador (MINEDUC) para evitar una escalada de contagios por COVID-19, la formación presencial se cambió a modalidad a distancia virtual de forma temporal y la comunicación mientras tanto será por medio de un computador, un teléfono inteligente, un televisor, radio, o la entrega de guías didácticas impresas.
Observamos hoy más que nunca el compromiso vocacional del profesorado con la comunidad educativa, definitivamente, los docentes del sistema presencial se adaptaron en un abrir y cerrar de ojos a un sistema de educación virtual.
Quizás para algunos no era un asunto desconocido, tomando en cuenta el gran número de docentes que evidencian preparación y títulos de cuarto nivel que vincula las TICS (Tecnologías de la Información y las Comunicación) como medio de su preparación. La única dificultad detectada, es la conexión.
Sin duda que la conectividad, ha sido la principal problemática que ha originado la virtualización. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), tan solo, el 27% de los hogares cuentan con una computadora, el acceso al internet es del 16,4 en el campo y nueve de cada 10 ecuatorianos cuentan con dispositivo móvil (ENEMDU 2012- 2016), si aterrizamos en la amazonia ecuatoriana por la dispersión poblacional estos problemas se hacen más notorios, sumadas las exigencias de las autoridades educativas darán como resultado otra problemática como el estrés y la carga de trabajo al maestro.
Se inauguró el ciclo costa y Galápagos el anterior 1 de junio de 2020 y está por concluir el ciclo sierra y amazonia. Los meses de julio y agosto, tal vez, se convierta en una tregua para el MinEduc, tregua que terminará con el regreso del ciclo escolar 2020-2021 donde cientos de miles de estudiantes del ciclo sierra y amazonia, terminarán sumándose al inmenso número de estudiantes del ciclo costa y Galápagos
Inmediatamente surgen preguntas que se vuelven imperativas ¿Está el ministerio de Educación preparado para la modalidad virtual? ¿Los padres de familia enviarán a sus hijos a los centros educativos? ¿La economía de los hogares está preparada para equiparse de tecnología? Son preguntas que sin duda resonarán a la llegada de septiembre.
El Ecuador está enfrentando el reto más grande de su vida institucional en materia de educación, que unido a los recortes presupuestarios por el COVID-19 y sumado a la pandemia quizá más grave que enfrentamos como es la corrupción en las altas esferas de poder, traspone un panorama oscuro difícil de aclarar. (O)