– ¡Mire nomás, compadre Ulbio! ¡Ya empezó la nueva pandemia!
– ¡¿Otra pandemia más, compadre Indiscreto?!… ¡¡No puede ser!!… ¿Y de qué se trata pues esta nueva pandemia?
– ¡La pandemia electorera, pues!
– ¡Ach!… ¡Eso no es pandemia! A lo mucho es epidemia…
– No, compadrito, es pandemia… ¿No ve que hasta pan regalan? Por eso es pan-demia.
– Bueno, así pues sí; y para esa pandemia sí que no hay ni habrá vacuna, compadre.
– Pues, no se crea compadre… ¡Claro que hay vacuna! Y no es la Sputnik V ni la Pfizzer…
– ¿Y cómo se llama pues la vacuna contra esa pandemia?
– Se llama “INDIFERENCIA”… ¿No ve que la gente es cada vez más inmune a las ofertas electorales?
– Bueno, eso sí; es que ya no creemos en los políticos… Es que… ¡¿Para qué vota uno?! ¡¿Para que otro se haga rico?! Mientras nosotros seguimos cada vez más pobres.
– ¿No ve, compadre? ¡Hasta usted ya se ha vacunado!
– Uuuuu… Desde hace fuuu mismo que soy inmune a las ofertas electorales y a los discursos demagógicos.
– Bien, compadrito; pero confiemos en que los muchachos y muchachas que ahora están de candidatos, esta vez hagan la diferencia y se comporten como verdaderos hijos e hijas de Pu…
– ¡¿COMPADRE?!
– ¡¿Qué le pasa, compadre?! ¿Por qué me interrumpe?
– Para que no diga groserías pues… ¿No ve que nos pueden estar leyendo menores de edad?
– ¡¿Pero cuáles groserías, pues compadre?! Yo estaba diciendo que se comporten como verdaderos hijos e hijas de Puyo, de nuestra amada y bella ciudad amazónica.
– Ah bueno, compadre; disculpe pues. Oiga compadre, y hablando de vacunas: ¿Cuál cree usted que será la mejor vacuna contra el covid?
– ¡Cuál más va a ser! ¡La rusa, pues compadre!
– ¿Y por qué cree que la rusa es la mejor?
– Porque esa contiene vodka, pues… Y qué mejor si se la aplica con ladrillo molido.
– ¡¿Con ladrillo molido?! ¡¿Y por qué con ladrillo molido?!
– No ve que así los virus se emborrachan y se matan a ladrillazos entre ellos.
– Jajaja… No, ya hablando en serio, ¿cuál será la mejor?
– Mire compadre; en efectividad van por ahí tanto la gringa como la rusa. El problema es, principalmente para nuestro país, que la vacuna gringa requiere mantenerse a menos de 70 grados bajo cero…
– ¡Chuta! ¡¿Tanto frío?! Brrrrrrrr…
– Así es, compadre. Ahora dígame usted: ¿Contará nuestro país con la infraestructura necesaria de tan poderosa refrigeración como para llevar la vacuna a todos los rincones de la patria?
– Pues, no lo creo, compadre…
– Exacto; mire, si en Alemania, que es un país desarrollado, recién están construyendo un avanzado sistema frigorífico para la distribución de la vacuna. Ahora pues, ¿ha visto o escuchado que en nuestro país se esté haciendo algo parecido?
– No, pues compadre.
– ¿Ve, compadre? Lo que significa que en nuestro país, difícilmente la vacuna podrá llegar a todos los rincones de la patria, especialmente a los lugares cálidos como el nuestro.
– ¿Y la vacuna rusa?
– Pues esa es como el vodka, se la puede conservar en un refrigerador común y corriente.
– ¿Y por qué no traerán mejor esa vacuna a nuestro país?
– Porque ya estamos vendidos a los gringos pues, como perros falderos tenemos que obedecer ciegamente los designios de Trump y comprarle su vacuna aunque sea más cara.
– Y como en este país nos encanta tirar la plata…
– Tiene usted toda la boca llena de razón, compadrito. ¿No ve? A pesar de la situación tan crítica de nuestra economía, no han parado, y más bien han aumentado, los escándalos por corrupción.
– ¡Ay, compadre! ¡¿Acaso este año 2021 será peor que el 2020?!
– Bueno, esperemos que se recobre pronto la cordura y se enderece el proceder de nuestros funcionarios por el bien del país.