Dos profesionales en psicología y en sentimental coach, invitados por Semanario El Observador, dentro del programa mirada analítica, abordaron variados temas relacionados acerca del divorcio y cuando se transforma en la mejor opción.
“Y vivieron felices para siempre”, es la frase final de todos los cuentos de hadas que escuchamos en nuestra infancia, en la que nos forjaron un modelo de felicidad, basada en crecer, tener pareja con la cual procrear a los hijos, lamentablemente, grandes cambios se ha producido con el pasar de las décadas, lo que ha hecho cada vez que la convivencia de pareja sea un reto y en la actualidad, son pocos los matrimonios que duran para toda la vida y prácticamente que los niños crezcan con sus dos progenitores, empezó desde hace años a dejar de ser una regla y transformarse en una excepción.
Al respecto, el experto en Sentimental Coach, Darwin León, apuntó que en nuestra época contemporánea vemos con agrado a nuestros abuelitos que están juntos a pesar del tiempo transcurrido, pero no vemos todo lo que hubo detrás. Es decir, las personas se desenvolvían en un clima de violencia en la que creían que debían continuar sin importar lo que suceda.
El tiempo ha configurado nuevas normativa y leyes que han cambiado el criterio ideológico, con las que la gente ya no soporta las agresiones verbales o físicas y procede a realizar una demanda o denuncia.
Según el psicólogo Clínico Jhonny Escobar, cuando en una relación se ha dado el 100%, se ha hecho absolutamente todo y a pesar de eso, la relación no funciona, entonces se puede pensar en la separación como la opción para evitar males mayores, haya o no hijos de por medio.
La clave para salvar el matrimonio está en el compromiso de ambos, ya que, de lo contrario, no hay terapia que funcione, así sea el mejor sicólogo, coach, pastor o grupo de auto ayuda. A veces ocurre que hay un cambio, pero de forma temporal y luego regresa al punto de partida sino hay este factor fundamental que es el compromiso.
La unión de una pareja (que puede ser o no bajo la figura del matrimonio), es también la unión de costumbres y creencias moldeados desde la familia y por lo general se produce un choque que hay que fusionarlas a la formación de la nueva familia. Si bien en la convivencia diaria, no va a ser todo color de rosa y se van a presentar discusiones, la delgada línea del respeto se rompe con el insulto y la humillación para luego desembocar en las agresiones de tipo físico, momento en el que se debe analizar si la relación vale o no la pena continuar.
Dentro del desarrollo del diálogo, se les preguntó a los profesionales cual es la orientación para los jóvenes solteros y si existe una edad recomendable para dar el paso a un matrimonio o unión de hecho. Al respecto recomendaron vivir cada etapa de la vida, ya que no es recomendable llegar a un compromiso de pareja sin conocimiento y experiencias previas en lo emocional, académico y profesional.
La edad recomendada sería los 28 años, sin ser está una camisa de fuerza, ya que cada ser humano es un mundo distinto y muchos aspectos pueden variar. “Del amor no se vive, la economía también es uno de los pilares de toda relación de pareja,” es por eso que es necesario tener una formación académica y ejercer alguna actividad laboral, antes de la delicada decisión del matrimonio o la unión de hecho.
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