-Oiga compadre Ulbio… ¿Por qué no se compra una camisa nueva? ¡Ya parece fotografía con la misma y la misma!
– La pobreza, compadre Indiscreto… La pobreza.
– ¡¿Pobreza?! ¡Usted qué sabe de pobreza, compadre! Fíjese que yo sí que he conocido la pobreza.
– ¿En serio? ¿Y qué tan pobre ha sido usted?
– Pues yo provengo de una familia muy pobre… ¡Figúrese que mis padres se casaron solo para poder recoger el arroz que tiran en las bodas!
– ¡Ya, ya! ¡No exagere, compadre!
– Síiii, compadre; y mi madre no me dio a luz sino a oscuras. Y cuando mis hermanos y yo éramos niños mi papá tenía que pedir prestada la correa del vecino para poder castigarnos.
– ¡Uy! ¡Eso sí que ha sido pobreza!
– Así es, compadrito; éramos tan pobres que cuando mi hermana comía una arveja quedaba barrigona.
– Bueno, compadre; usted sí que ha conocido la pobreza extrema… Pero eso no implica que uno también no sea pobre; la cosa está muy dura.
– No me venga con lamparoserías, compadre, si la cosa estuviera muy dura su esposa andaría contenta; pero cada vez le veo más malgeniuda.
– Anda malgeniuda porque no le compro todo lo que ella quiere.
– ¡¿No ve?! Por eso usted no puede comprarse ni una chilpe camisa, porque tiene que satisfacer los caprichos de su mujer.
– Así toca, pues compadre…
– Ya veo; doña Eduvigis ha salido igualita al Lenin… ¿No es familia del cuántico?
– ¿Y por qué dice que mi mujer ha salido igualita al Lenin?
– Privilegios para unos, sus panas ricachones, y austeridad para otros, los que tienen que trabajar para sobrevivir.
– Bueno, lo que pasa es que yo amo a mi esposa y…
– El Lenin tambié nos ama a los pobres.
– ¿Nos ama?
– Nos ama-tar un día de estos. ¿No ve? Las instituciones dedicadas a atender a la gente pobre están cada vez más desfinanciadas; por eso el pobre Rolito Morales ha tenido que renunciar al Mies, porque no hay apoyo para apoyar a los guambras.
– ¡¿Ha renunciado?! ¡¿Y cómo así ah?!
– Porque dice que no hay apoyo ni de la zonal del Mies ni del cabildo acá, ni del Oz; porque ahora le van a quitar el apoyo que daban a los centros de desarrollo infantil y CNHs.
– ¡Chuta! ¡Qué barbaridad! ¡Dónde vamos a parar si seguimos así!
– Es así como se mata a los sueños juveniles… ¡¿Ve a este muchacho?! Un joven que ha de haber entrado a trabajar en esa dirección ministerial lleno de entusiasmo e ilusiones por apoyar a los niños en situación vulnerable; para luego encontrarse con la insensibilidad del sistema y sentir cómo le dan con las puertas en la cara cada que acude en busca de apoyo.
– Pero bueno, es que el país está en crisis…
– ¿En crisis? Y para salvar a un país en crisis mandan a la Asamblea un proyecto de Ley para que los que más tienen paguen menos impuestos y además los pocos impuestos que van a pagar los puedan evadir sin ninguna consecuencia… ¡Pero dónde que un pobre ose evadir un céntimo! ¡A ese sí le cae todo el peso de la Ley.
– ¡¿En serio?! ¡Chuta! ¡Este ya se está pasando de bestia!
– Y eso no es todo; gracias a esa Ley en la que nuestros asambleístas están entretenidos, ahora los poderosos corruptos tendrán todo libertad para llevarse nuestro dinero a los paraísos fiscales sin pagar impuestos… ¡Toda una ganga!
– ¡Qué iras! Mientras nuestros pobres guaguas de Pastaza sin ningún apoyo… ¡Todo para los poderosos, nada para los débiles!
– Tiene toda la boca llena de razón compadre; con estas políticas cuánticas, que no toma en cuenta las cuenticas, no se sabe cuantico más va a durar la dolarización; porque con tanta fuga de dólares al exterior nuestro país se va a quedar sin dólares… ¡Y ahí síiiiii!
– ¡Ojalá nuestros asambleístas no dejen pasar esa terrible Ley!
– ¡Uuuuuuh, compadre! Eso sería como pedirle bendiciones al diablo; esos son puro charlatanes, se la han de pasar pendejeando y hablando tonteras hasta que el proyecto entre por el Ministerio de la Ley… ¡Cómo siempre!
– ¡Vamos mejor le invito a un volquetero! ¡Y yo pago de las puras iras!
– ¡Así se habla, compadre Ulbio! ¡Así se habla!