– ¡Compadrito Indiscreto, salga de esa cueva!
– ¡Este compadre Ulbio! ¡Ya viene otra vez a importunarme!
– ¡Salga rápido, compadre Indiscreto! ¡Ya deje ese celular!
– ¡¿Qué’s pues, compadre Ulbio?! ¡¿A qué se debe tanto alboroto?! ¿Le picó un enjambre o qué?
– ¡Nada de eso! Solo quiero que salga un ratito. ¡Ya parece guagua! ¡Solo metido en el celular pasa! No sale para nada. Verá que está cayendo en el sedentarismo, y eso es muy malo.
– ¡Qué manera de fastidiar la suya, compadre! ¡¿Acaso uno no tiene derecho ni a descansar un rato?
– ¡¿Un rato?! ¡Uuuuuu! ¡Ha de ser un ratón! Sí solo descansando le encuentro…
– Es que usted siempre viene inoportunamente en mi hora de relax, a perturbar mi existencia con sus pendejadas.
– Ya, ya, compadre; déjese de vainas. ¿No ve que el sedentarismo le está comiendo las bisagras? Venga, vamos a estirar esas telarañas antes de que lo declaren monumento histórico.
– ¿Salir? ¡Si hasta los perros andan con chaleco antibalas! ¿No ve las noticias?
– Tranquilo, doctor Catástrofe. Solo iremos al Paseo Turístico… ¡ahora está más brillante que los dientes del alcalde!
– ¡¿Ese muladar?! ¡El otro día vi un reportaje que daba pena ajena! Parecía set de película zombie…
– ¡Uuuu! ¡Usted está desactualizado! ¿No ve que el municipio ya le dio su manito de gato? Con excavadora, doscientas personas y bombero incluido. ¡Hasta al río le echaron agua nueva! ¡Para el Mes del Turismo pues!
– ¡¿Doscientos?! Seguro eran fantasmas contratados… ¡porque algunos empleados municipales se quejan de que les descuentan hasta el aire que respiran!
– ¡Shhh! ¿Quiere que nos censuren por respirar fuerte? No ve que ahora las autoridades son de cristal, apenas se les dice una pequeña verdad y se trizan.
– ¿De cristal? ¡Con razón censuran hasta a las plantas en los baches! ¿Y cómo corrigen errores si no soportan un dibujito?
– ¡Ah! Usted se refiere a la fotografía, que salió el otro día, de una planta sembrada en un bache a mitad de la vía… Pues, para mí que era una foto artística.
– Artística como también a una caricatura que ha aludido a cierta autoridad y no le ha gustado nadita… ¡Pero sí solo es un inocente dibujito! ¡¿Qué mal le puede hacer a nadie?!
– Ahí sí que no tiene toda la boca llena de razón, compadre; un dibujito puede decir más que mil palabras, sobre todo ahora que la gente tiene pereza de leer.
– Ah, entonces ya no es artística, sino “hartística”, con hache, porque hache que las autoridades ya estén hartas de que les molesten con esas monadas.
– Bueno, ahí si que tiene toda la boca llena de razón, compadre.
– Es que ya no hay políticos como los de antes. Si hasta hubo un presidente que era criticado todos los días por un periódico, y cuando este periódico dejo de circular por falta de papel, el presidente ordenó que se le suministrara papel urgentemente para que lo siga criticando. Y cuando sus asesores, extrañados le preguntaron por qué quiere beneficiar a un medio de comunicación que es su contrincante, el simplemente les respondió: “Por eso mismo hay que apoyarles, son los únicos que me hacer ver mis fallas, mis errores para poder corregir; porque de los me adulan tengo bastantes y de adulones está lleno el camino hacia el infierno”.
– Bonito cuento, compadre… pero eso era cuando los políticos tenían hígado, no alergia al periodismo. ¡Y deje evasivas! Pero no trate de salirse con la suya y hacerme olvidar a lo que vine, a llevarlo a que haga actividad física.
– ¿En serio está arreglado el paseo? ¡Júrelo! Y si no… lo empujo al río renovado. Aunque huela a cloro con esperanza.
– ¡Claro pues, compadre! Acaso yo le voy a estar engañando. ¡Si hasta el mismísimo burgomaestre ha estado ahí echándole pala!
– Bueno, le voy a dar gusto compadre, para que no me difame a mí también diciendo que soy perezoso. Vamos a ver como ha quedado, ya que tanto habla del Paseo Turístico; pero dónde no esté como usted pondera, le juro que lo voto al río, aunque esté contaminado.