Inicio Opinión Después de la cuarentena… Ingeniar, adaptarnos, superar, será la fórmula para avanzar

Después de la cuarentena… Ingeniar, adaptarnos, superar, será la fórmula para avanzar

por Andres Ortega

Por: Lic. Gustavo Tuston

Nuestra generación ha sido de cierto modo privilegiada. En las últimas tres décadas, los ecuatorianos hemos aprendido a sobrellevar conflictos armados, epidemias, erupciones volcánicas, un feriado bancario que literalmente dejó a muchos en la ruina y un terremoto de proporciones épicas. Esta vez, es una pandemia la que está azotando, no solo al país, sino al mundo.

En estas mismas últimas tres décadas, hemos vivido transiciones increíbles, que ninguna otra generación de la historia. Pasamos del sucre, al dólar; del casete, al Mp3; de la máquina de escribir, a la computadora; del teléfono de rosca, al moderno Smartphone; de la carta hecha a mano, al correo electrónico y luego al whatsApp y podría seguir con la lista.

Este preámbulo, es para recordar que somos una generación que supo adaptarse a los cambios, cambios que esta vez, tendremos que aprender para precautelar nuestra salud en tiempos del coronavirus.

Acertadamente, el gobierno nacional ha decretado Estado de excepción y toque de queda como medida para evitar la rápida propagación de la enfermedad, cuyo número de casos aumenta, pero mientras los días transcurren aparecen otros problemas. La producción ha disminuido, el turismo ha tenido golpes letales.

Seguramente, habrá menos empleo y por hoy, ya hay gente que empieza a quedarse sin provisiones. Quienes tienen ahorros podrán sostenerse un tiempo, pero la mayoría, tiene obligaciones económicas inajenables, pago de arriendo, préstamos y más.

Es por eso, que este tiempo de cuarentena, debe servir también para que empecemos a pensar en nuevas y efectivas formas para aprender a vivir con el riesgo.

Tarde o temprano, nos tocará volver a salir a tratar de retornar a la normalidad, por lo que deberemos acostumbrarnos a tomar medidas personales para proteger nuestra salud, mientras los científicos desarrollen un tratamiento efectivo o una vacuna clínicamente comprobada, lo cual tomará más de un año calendario.

Tendremos que aprender a alimentarnos mejor para tener una mejor condición de salud. Seguramente debamos acostumbrarnos a andar llevando alcohol antiséptico para limpiar permanentemente nuestro lugar de trabajo, desinfectar nuestro calzado al llegar a casa, mantener el piso del interior del hogar siempre limpio.

Los restaurantes deberán contar sin falta con jabón líquido para el aseo de las manos y toallas de papel desechable. Seguramente debamos acostumbrarnos a llevar un pañuelo para abrir las puertas y el lavado de manos, mucho más que antes.

Deberemos aprovechar todas las bondades de la tecnología y en lo posible realizar trabajos desde nuestros hogares por internet, los medios de comunicación instalar un sistema de tele-entrevistas. En las radioemisoras, cambiar de capuchones de los micrófonos o revestirlos con alguna protección que evite el contacto directo, en fin, son nuevos escenarios los que tendremos que afrontar.

La industria tendrá que elaborar sistemas de purificación de aire, pero mientras eso ocurre, los taxistas tendrán que laborar en sus unidades con alguna protección para evitar contagios. En definitiva, tendremos que pensar en alternativas que nos permita seguir adelante con la vida.

Los gobiernos tendrán que pensar en soluciones para la economía. Son interesantes las medidas expuestas por el presidente de El Salvador Nayib Bukele, que la semana pasada anunció un plan económico que consiste en la suspensión de pagos por los próximos tres meses para los servicios básicos, incluido el internet. También aplazó el pago de alquileres y de las cuotas de créditos.

Las prefecturas y Municipios deberán pensar en destinar parte del presupuesto que antes se invertía en festividades, en el fortalecimiento del sistema de salud local, empezando por la adquisición de dispositivos que permitan medir la temperatura a los pasajeros que salen o ingresan a las ciudades, porque tarde o temprano, todos necesitaremos movilizarnos. Es interesante ver en otros países la instalación de hospitales inflables, exclusivos para atender a los pacientes con Covid-19.

Hay mucho de razón en lo expresado hace pocos días por el vicepresidente del Ecuador Otto Sonnenlhozner, que tenemos que desacelerar los contagios del coronavirus porque a largo plazo, todos seremos contagiados y no podemos estar aislados 60 meses. Incluso en China, donde inició la epidemia, se ha levantado la cuarentena y la población lucha por retornar a la normalidad.

Considero que efectivamente, no podemos quedarnos lo que resta del año, cruzados de brazos, lamentándonos por nuestra suerte, muriéndonos de miedo o creando problemas por redes sociales. No podemos quedarnos en la actitud cómoda de buscar culpables, recriminar a los contagiados y esperar a que otros hagan algo por nosotros, mientras la desinformación, la paranoia y la histeria, pulula en el ambiente.

Por lo pronto, debemos mantenernos en casa como la mejor estrategia para evitar la rápida propagación de la enfermedad, pero al mismo tiempo, necesitamos pensar en soluciones prácticas para la cotidianidad, ser disciplinados en las formas y normas que cada uno deberá adoptar para auto-protegernos, cuando se levante la cuarentena.

Tendremos que ingeniar las alternativas que nos ofrece la tecnología y adaptarnos a la nueva realidad. Cambiaron las reglas para vivir en un mundo, con el peligro de estar expuestos a una enfermedad nueva. No tenemos la opción de rendirnos, la misión es luchar por precautelar nuestra salud y por nuestras familias.

De las crisis podemos salir fortalecidos. La emergencia sanitaria, también debe ser vista como una oportunidad para crecer y aprender, para hacer algo más por nosotros mismos y por la humanidad.

Finalmente citaré una frase de la sabiduría oriental que a muchos les sonará paradójica, pero si lo analizamos a profundidad, descubrirán que tiene mucha verdad: “El crecimiento y la evolución, no es posible, sin el poder de la destrucción”.

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