Por: Edwin Mosquera G.
A diferencia de la bruja Milei, yo no les llamaré zurdos hijos de p.., sino que haré una diferencia , tomando como referencia los nombres que se les da a las extremidades del cuerpo humano, izquierda y derecha, que básicamente es la pugna de diferenciación ideológica que existe y existirá, eso de medias tintas simplemente obedece al espacio de algún relegado que trato de adecuar a su conveniencia un status social con una ideología, ejemplo aquel acaudalado que goza de varias cifras en una cuenta, pero dice que actúa en beneficio de los pobres, naciendo el centro derecha.
Pues bien, ¿de dónde nace esta dualidad política? todo inicia con la Asamblea Constituyente de Francia, en donde que se definía principalmente cuánto poder debe tener el Monarca frente a su pueblo, en dicha asamblea existían varias sillas colocadas indistintamente para que la prole participe y, mientras se iban identificando por sus intereses a la derecha se acomodaban en sus sillas quienes estaban a favor de Rey y a la izquierda se acomodaban quienes defendían la ideología de que el poder debe ser emanado por el pueblo, es curioso porque en aquel arduo debate se consideraba una Monarquía Constitucional, la idea de un veto total y un veto parcial, terminología que posteriormente se adoptaría en términos políticos.
La conducta del humano está ligada a un dominio y manejo de los hemisferios cerebrales, que de conocimiento básico se sabe que el hemisferio izquierdo es el lógico y el hemisferio derecho el creativo y sus asociaciones, pero que por el ejercicio biológico de bifurcación se asociaría el derecho con lógica y el izquierdo con la creatividad y emociones, y es así pues si se hace un vago análisis, de los simples comportamientos políticos se izquierda y derecha, las políticas de los zurdos poseen un cierto grado de identificación, emociones y sentimientos de igualdad, en contraposición a los diestros que serían propuestas numéricas y simbólicas, caracterizando a un pequeño grupo o beneficiando al mismo por lógica estéril.
Pues bien, el éxito del mandatario es saber combinar este manejo de ideología emocional y racional en búsqueda de un bienestar en común, recordando que desde tiempos de antaño han existido estratos sociales que han tenido representantes solo para ciertos grupos, sean estos de élite o del populismo.