– ¡Qué barbaridad, compadre Indiscreto! ¡Ele ahura! Dicen que por finados mejor van a cerrar los cementerios… ¡O sea que no vamos a poder visitar a las madres!
– Pero vamos a poder visitar a las mamacitas, compadre Ulbio… ¿No ve que los chongos sí van a abrir sus pier…, digo, sus puertas de par en par?
– ¡Eso es lo que más me indigna, compadre! Prefieren abrir esos antros de perdición y lujuria antes que nuestro campo santo, un lugar sagrado para nosotros.
– Pero dicen que es por nuestro bien, compadre; para evitar que nos contagiemos del virus.
– ¿Y acaso el coronavirus solo va a los cementerios y no va a los night clubs, bares, cantinas y discotecas?
– No ve que el coronavirus apareció hace casi un año y medio?
– ¡¿Y eso que tiene que ver?!
– Pues, que en esos lugares de perdición no dejan entrar a menores de dieciocho años. De modo que ese tierno virus no puede entrar.
– ¡Ach, compadre! ¡Usted siempre me sale con esas cosas! Yo estoy hablando en serio.
– Yo también hablo en serio compadre. Mire, los que mandan aquí son los políticos, así que no podremos visitar a nuestras madres que están en el panteón; pero si podremos visitar a las madres de los políticos que están en el…
– ¡¿Chongo?!
– Bueno, no seamos vulgares; mejor digamos en el “night club”, como dicen los finolios. Pero en esos lugares hay bastante alcohol, y dicen que el alcohol mata al virus. En cambio en el cementerio… ¿Con qué le vamos a matar? ¡¿Con colada morada acaso?!
– Pero, en Puyo el alcalde decide cerrar el cementerio para protegernos del virus y evitar la aglomeración de personas, pero gran invitación que hace para este sábado a la inauguración de la segunda etapa del Malecón del río Puyo, con artistas y eventos culturales, deportivos y sociales.
– Es que dice que hay que incentivar la economía que está de ala caída.
– Pero… No entiendo… Si tan mal estamos ¡¿cómo es que el gobierno saca millones de dólares para la compra de aviones de guerra y helicópteros a la fuerza aérea. ¿No será más importante el hambre del pueblo que los benditos fierros de combate, que ni siquiera en guerra estamos?
– Es que ante la falta de un remedio que ponga fin a esta pandemia, el gobierno quiere de una vez mejor declararle la guerra al virus y exterminarlo a puro cañonazo y bombazo, jódase quien se joda carajo.
– ¡¡Pero… eso es absurdo, compadre!!!… ¡¿Cómo se puede matar a un virus a cañonazos?! Al virus hay que combatirlo con medicinas. ¡Eso es lo que deberían comprar! Medicinas y equipos médicos.
– La desesperación, compadre; la desesperación…
– Pero… ¡¿Quién entiende a esta gente?! ¿Por qué en ciertos lugares sí puede aglomerarse la gente y en otros no? Y eso que en esos ciertos lugares hasta hay sudor y otros fluidos, y el ambiente es más cerrado que un cementerio.
– Ahí sí tiene toda la boca llena de razón; en el cementerio el único fluido que puede haber es una que otra lágrima derramada por nuestros seres queridos… Pero esa gente insensible qué va a entender estas cosas; ellos solo buscan que fluya “la economía”, pero que fluya en la dirección que a ellos les conviene.
– ¡Qué iras, compadre! No se dan cuenta que la razón de este feriado, más que las playas, los bares y chongos, la gente se mueve es por visitar a sus seres queridos que ya no están, pero que los llevan en su corazón; y es la oportunidad para llevarles unas flores, tarjetas y coronas o para desahogarse un rato llorando ante la tumba y contarles las penas y amarguras mientras peregrinamos por este valle de lágrimas.
– Bueno, compadrito; ahora sin colada morada, sin guagua de pan y privados de ingresar al cementerio a rezar por los muertos, no nos queda más que rezar por los “vivos”, por los vivísimos. Así que acompáñeme a elevar un REQUIEM A LAS AUTORIDADES, diciendo así:
“De tanta infamia: líbranos Señor;
De tanta injusticia: líbranos Señor
De malos gobiernos: líbranos Señor
De los mamelucos: líbranos Señor.
Llévate a los malos políticos, interesados y ambiciosos: te rogamos, óyenos…
Llévate a esos corruptos, trafaciosos y estafadores: te rogamos, óyenos…
Llévate a tanto candidato que solo quiere beneficio personal: te rogamos óyenos…”