Por: Gustavo Tuston
Puedo asegurar que todos aquellos que venimos al mundo hace cuatro décadas o más, crecimos y nos formamos en un mundo que ya no existe.
El acelerado desarrollo de la micro electrónica y las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación ha incidido en todas las esferas de la sociedad, incluyendo a la composición de la llamada familia tradicional (papá, mamá e hijos) que no puede estar exenta de la realidad contemporánea.
Para empezar este impacto en la composición de la familia empezó desde que las máquinas han reemplazado en gran medida la fuerza de trabajo del hombre, dando paso a una serie de empleos ya no relacionados a la producción, sino, a los servicios lo cual abrió un amplio abanico de ofertas laborales dirigidas a la mujer, quien, al independizarse económicamente, ya no necesita de un proveedor. Además de que un buen porcentaje, posponga o ya no desee la crianza de hijos humanos y prefieran un perrhijo (mascota) en su reemplazo.
La sociedad se ha vuelto más tolerante a la maternidad sin necesidad de matrimonio, a las relaciones homosexuales (los cuales no pueden procrear, pero si desean adoptar). Ya estamos viviendo en una época en la que ver a un niño crecer con papá y mamá, se está transformando en la excepción y no en la regla.
La sociedad está aceptando nuevas formas de relaciones amorosas, más livianas, rápidas y placenteras, los llamados “amigos con derechos” el “poliamor”. El distanciamiento de los dogmas religiosos (en otrora rigurosos), la oferta sexual de todo tipo, incluyendo juguetes y dispositivos.
A lo que se suma la cultura de lo desechable, la facilidad del internet para conocer a más personas y formar nuevas relaciones, apenas la presente ya no funcione. ¿Para que invertir tanto tiempo y recursos en una pareja, si puedes tenerlo todo si eres altamente productivo y exitoso? Es la pregunta que las nuevas generaciones empiezan a hacerse.
Otro capítulo constituye los altos costos económicos de la manutención de los hijos, todos con necesidad de educación formal y universitaria debido al aumento de la competencia para acceder a un empleo, pocos con carácter de permanente.
Hay movimientos anti natalistas cuyos integrantes opinan que es un acto de bondad con la naturaleza, no traer más seres humanos al mundo, debido a los altos niveles de contaminación y además para que no vengan a sufrir en un mundo caótico, lleno de problemas y violencia.
Es necesario mencionar que la familia tradicional también tuvo su inicio. Hay que recordar que antiguamente, la idea de unirse en matrimonio por amor era improbable. Eran los padres los que arreglaban los casamientos, en función de acuerdos y beneficios.
La familia tradicional se consolidó con la Revolución Industrial, los hombres del campo empezaron a ser obreros, las mujeres amas de casa para esos obreros y los hijos, los futuros obreros, todo lo cual fue reforzado por la religión y décadas después por el marketing para vender más artículos para el hogar.
En la época cuando la mayoría de la humanidad se dedicaba a la agricultura, tener docenas de hijos era útil para que ayuden en las múltiples tareas. Tener un hijo en las actuales circunstancias es caro, tener una docena, sería insostenible para cualquiera.
Con estos antecedentes a la que añado una última precisión: La sociedad no es estática, sino, dinámica; concluyo sosteniendo la idea del principio: La actual generación está presenciando el inminente fin de la familia tradicional.