– Oiga compadre Indiscreto… ¿En qué país vivirá el señor gobernador que para él no pasa nada? mientras que en nuestra provincia los robos son el pan de cada día, a tutti frutti; pero para él… Aquí no pasa es nada.
– Yo creo, compadre Ulbio; que ha de vivir en el mismo país de Alicia, ese de las maravillas; por eso habla maravillas.
– ¡Qué ha de ser justo, compadre! Roban en los domicilios, roban en los almacenes, roban en los mercados, saquean en los carros… ¡Pero para él no pasa nada!… Son solo juegos de los muchachos que quieren hacer travesuras, nada más.
– Parece que para él esas son pequeñeces; porque aunque te asaltan a mano armada, con arma blanca, con pistola, con garrote, según él, aún no estamos al mismo nivel de las grandes ciudades donde la cosa es más seria que hasta te matan por un par de sandalias… ¡Uuuuffff! ¡Virgen Santa!
– ¡¿O sea que debemos esperar a que sucedan cosas más terribles para recién empezar a preocuparnos?!
– ¡¿Y no querrá usted que nuestra ciudad esté al nivel de las grandes ciudades?!
– Claro que sí; pero a nivel de desarrollo y no de criminalidad.
– ¡Me admira, compadre! ¡Usted sí piensa cuando hace un esfuerzo! Deberíamos tener verdaderos sistemas de agua potable y alcantarillado en vez de esas porquerías que nos han ido botando las autoridades corruptas a las que, llenos de emoción, las hemos elegido. En lo único que estamos creciendo es en criminalidad.
– Así es compadre. Ya le han robado al vecino, a la de al frente, a la tienda de la esquina, en la otra cuadra… ¡Estamos a merced de los malhechores! ¡Pero para el gober no pasa nada! Figúrese que el otro día dijo: «A mi también ya me han robado, y no solo una vez, ya van como tres veces y… ¿Cuál es el problema? ¡No pasa nada!»…
– ¡Vaya suerte la que nos cargamos! Cada vez nos ponen autoridades más pendejas. O sea que debemos estar felices cada vez que nos roben. ¡Claro pues! Como ellos tienen de donde reponer; en cambio si a nosotros nos roban cualquier cosa quedamos jodidos.
– Así es, compadre. ¡A mi amigo ya le han robado hasta la mujer! Que ya lo veo solo; pero dice que no pasa nada. «Consígase otra colombiana, o a lo mejor una venezolana… ¡Y no pasa nada!… jejeje.
– Mientras tanto; la policía encerrada en el cuartel, el comandante solo se la pasa en Ambato, las calles al desamparo, la ciudad abandonada, los patrulleros sin gasolina, los teléfonos sin señal por falta de pago, a los militares ni se los conoce…
– ¡Tanto uniformado y para nada!
– Mientras que la gente, atemorizada, temblando del miedo, ya nadie duerme. ¡Mientras que para ellos no pasa nada!
– Parece que el gober sufre de miopía, o astigmatismo…
– ¡Ele, vuelta! ¡No me diga que ya me va a salir con otra pandemia!
– No, compadre; no estoy hablando de ninguna enferme… Bueno, sí es una enfermedad de la vista… ¡Me refiero a que no ve bien las cosas!
– Bueno, compadre, pero no se me enoje… Tal parece que al gober le hace falta un buen par de lentes porque nada ve, nada sabe, nada conoce y no pasa nada…
– Y un buen audífono también porque creo que ni siquiera oye. ¡Ya está peor que la Shakira! Ciego, sordomudo, torpe, traste y testarudo…
– O será que porque no es de Creo y por eso no cree en nada. Como dice el señor Paguay, que este gobernador nos quedó debiendo.
– Claro, no ve que no le pueden exigir el descuento, el diezmo y todo ese cuento, jejeje. Total, aquí no pasa nada mientras aquí pasa de todo…
– ¡¿Hasta cuándo dejarán de decir que no pasa nada?! ¡¿Hasta que empiecen a acribillar a la gente con metralletas?!
– ¡Cálmese, compadrito! Que se me eriza la piel solo de pensar que tuviéramos que vivir en nuestra linda tierra la época de Al Capone.
– ¡Alcapone! ¡Alcapone! ¡Si aquí no hay ni alcapone orden a eso tendremos que llegar!
– Tiene toda la boca llena de razón, compadre. Mejor vamos a buscar alcapone los volqueteros para que se nos baje la bilirrubina.