Por: Paola Cisneros Rivadeneira
Las grandes transformaciones sociales y políticas del mundo se hicieron realidad cuando la juventud decidió movilizarse, tomar partido y actuar. La historia de este país no es diferente, gran parte de los cambios fueron y son protagonizados por jóvenes que decidieron levantar la voz por los demás. Pero no es fácil, nunca ha sido fácil para un joven asumir una responsabilidad política en una sociedad cómoda y conformista que prefiere vivir callada y sumisa.
Nos hicieron creer que no somos lo suficientemente grandes para ocupar ciertos espacios, pero tampoco somos tan pequeños para que toleren nuestra rebeldía. Y nos dejaron en el limbo, sin saber si somos una cosa u otra, cuando en realidad somos las dos… tan capaces para asumir cualquier rol y tan rebeldes para organizarnos y luchar.
Ahora, pasando de quejas a responsabilidades. Es necesario reconocer que se han abierto múltiples oportunidades de participación ciudadana y política, pero los jóvenes no estamos ocupando esos mecanismos porque no nos hemos informado lo suficiente. El desinterés político también tiene un precio, y ese precio es que nos gobiernen jóvenes con caras y cuerpos perfectos, pero con una pésima administración.
Hay dos cosas que no debemos abandonar los jóvenes, la rebeldía que nos caracteriza y nos alienta a promover y defender causas justas, y la educación, tenemos que prepararnos para ocupar esos espacios políticos y hacerlo bien, este país ya no está en condiciones de seguir manteniendo autoridades que se dedican a grabar tik Toks y a pelear por X.