Por: Lic. Gustavo Tuston
El buen periodismo y los medios de comunicación serios, son los instrumentos ideales para combatir y superar el fenómeno de la desinformación y las noticias falsas.
Estamos en un camino sin retorno en cuanto a la sociedad digital y más aún las múltiples actividades relacionadas a la comunicación e información entre ellas el periodismo, que con el brote incontrolable de las noticias falsas plantean un nuevo escenario.
Ya son incontables los casos de autoridades y ciudadanos comunes, que se han visto afectados por las Fake news, término que era desconocido hasta hace poco y que hace referencia a las noticias falsas que han encontrado en las redes sociales, especialmente, el hábitat ideal para su proliferación.
Y aunque el periodismo, se ve resentido al verse igualado por la desinformación, en su ejercicio profesional está la solución. Porque, la red puede estar inundada de falsedades, pero no los medios comprometidos en satisfacer con profesionalismo las necesidades informativas de la ciudadanía que a la larga terminarán por generar fidelidad. La ciudadanía también debe ir de a poco adquiriendo un criterio de selección, premiando a los medios de comunicación y periodistas que hayan creado una marca institucional y personal de seriedad.
Otro grave problema que se presenta es la facilidad para la creación de medios digitales, que, si los analizamos uno por uno, descubriremos que varios, no tienen el objetivo de informar, sino crear sesgos cognitivos utilizando las herramientas del periodismo.
La paradoja es chocante, puesto que el periodismo nació precisamente para contar lo que ocurre de acuerdo a los hechos y no a invenciones intencionadas con ánimo ideológico o simplemente de lucro.
Estos medios que mal informan, pueden ser de tres tipos: los creados para ello, los que mantienen un trasfondo político-partidista (aquí se incluyen ciertos periodistas), y los medios que sin voluntad de desinformar son víctimas de la búsqueda de la atención y el clic, e incorporan informaciones no suficientemente verificadas que terminan revelándose falsas.
En ese contexto, considero que, a los medios tradicionales, que tienen a su favor la experiencia y estructura organizativa, les corresponde ser parte de la solución como un aporte a la sociedad y por su propia supervivencia, a través del buen periodismo, como el mejor antídoto para combatir las noticias falsas.
Y como se hace buen periodismo. Cumpliendo cuatro características esenciales: Escribir bien; tener agenda propia; encontrar un enfoque del que fluya la información o la historia y no preferir, tampoco discriminar nada.
El periodismo debe ser lo más independiente posible. Aunque el financiamiento será la gran dificultad, es oportuno y necesario analizar nuevas formas de sostenibilidad.
Elogiar de manera permanente a determinadas autoridades de turno, o al oficialismo y reportar únicamente sus buenas noticias no es síntoma de buen periodismo.
Resaltar de manera habitual la agenda de un político, candidato o movimiento político y, a la vez, denostar a sus opositores tampoco es buen periodismo.
Hacer supuesta investigación periodística para usarla de plataforma para aspirar a cargos públicos o candidaturas, es un despropósito y una aberración al oficio.
El periodismo trasciende más allá, busca destapar la verdad que el poder oculta en perjuicio de los más vulnerables de la sociedad. Destaparla, no inventarla, mucho menos dictar sentencia.
Hasta ahora, los medios digitales habían apostado por un modelo de negocio pensado para generar grandes audiencias, forzando titulares para aumentar la cantidad de clics, pero hay que volver a la calidad. Hay que verificar las informaciones y contrastar con fuentes antes de publicar, aunque esto requiera más tiempo.
Los medios además deben comprender que luchar contra la desinformación y las noticias falsas exige una mayor capacitación de sus periodistas, eso es proveerles de las herramientas que necesitan.
Es cierto que ahora vivimos inmersos en el show de las noticias falsas y esto nos lleva a un escenario en el que, más que estar informados, lo que estamos es entretenidos. Así que, si no queremos vivir entreteniéndonos con mentiras, debemos volver la mirada al buen periodismo, que consiste en contar historias e informar los hechos y acontecimientos con base a fuentes fiables y sustentadas en evidencias.
Y aunque la imparcialidad y la objetividad dejaron de ser características canónicas, en el periodismo moderno, debemos tender a ellas, esa es nuestra misión.