Por: Abg. Paulina Guevara
Antes de iniciar este artículo de opinión divagaron en mi mente múltiples ideas sobre lo que significa ser mujer, recordé a mi madre, a mis hermanas a mi hija, a mis amigas, a mis colegas, y a cada mujer que he tenido el gusto de conocer en la vida, recordé sus rostros, sus actuaciones, su alegrías y dolores, recordé sus lágrimas, sus sonrisas, sus experiencias compartidas y mi mente solo pudo pensar ¿CUAL ES EN REALIDAD EL PRECIO DE SER MUJER? ¿Estamos pagando las mujeres muy alto el nombre que cargamos sobre nuestros hombros? ¿Espera tanto la sociedad de un ser humano llamado mujer? O ¿cómo mujeres estamos dando demasiado para la sociedad?
Nos hemos convertido en amas de casa, madres de familia, consejeras a veces psicólogas sin título, chefs expertas o en mi caso inexpertas, maestras, terapeutas familiares, trabajadoras, enfermeras, y demás; a su vez no olvidemos el estigma de vernos perfectas ante la sociedad, bien vestidas, bien peinadas, bien cuidadas; buenas madres, buenas hijas, buenas esposas, buenas novias y esto ¿para qué? En donde radica el verdadero valor de una mujer ¿En su familia, en sus hijos, en su hogar o en sus amistades? Si retomamos la lectura entenderemos que la vida de una mujer se enlaza directamente con absolutamente todo a su alrededor menos con el de ella misma ¿Es en verdad el precio muy alto que estamos pagando por ser mujeres?
Cuando una mujer se ama así misma por sobre todas las cosas encontró el verdadero significado de llamarse mujer, no es egoísmo, no es maldad, pero cuando una mujer comprende que tiene que amarse a sí misma es cuando comprende el verdadero valor de ser mujer, y cuando una mujer comprende su verdadero valor, entiende que ella es capaz de absolutamente todo en la vida, capaz de aprender, capaz de luchar, capaz de seguir, y no existirá absolutamente prueba alguna que la detenga ante nada ni nadie, porque una mujer que entendió que el amor propio es el ingrediente necesario para poder avanzar, habrá comprendido el valor de la lucha de sus antecesoras, quienes combatieron por sus derechos, a un voto, al estudio, por un lugar en la familia, por un lugar en la sociedad, y habrá valido la pena cada lágrima derramada.
Mujeres, valientes, poderosas, que luchan día a día, que trabajan por sus hijos, que respetan a sus padres, mujeres empoderadas de su nombre, FELIZ DÍA HOY MAÑANA Y TODOS LOS DÍAS, MIS QUERIDAS MUJERES DE PASTAZA.