– Oye tío Indiscreto, ¿puedes ayudarme con una entrevista para el periódico escolar?
– Con mucho gusto, Jaimito, no sabes que alegría me da que estés dando los primeros pasos en la noble labor del periodismo.
– A ver, dime tío… ¿Qué le regaló Batman a su madre por Navidad?
– Pues, una bati-dora, Jaimito.
– ¿Qué tipo de coches lleva Santa Claus?
– Pues, un Renol.
– Y… ¿Qué le pasa a Papá Noel cuando pierde un reno?
– Pues… ¡Sufre de insuficiencia renal!!
– Y… ¿Por qué hay tantos casos de sietemesinos en Argentina?…
– Pues, porque ni sus madres son capaces de aguantarlos nueve meses.
– A ver… mmm… otra pregunta: Si Dios nos da de comer, la cigüeña trae a los niños de París, y Papá Noel y los Reyes Magos nos traen los regalos… Me quieres decir entonces… ¿Para qué sirven los papás?
– Mira Jaimito, todo eso es como la Navidad, y la Navidad funciona de la misma manera que la burocracia…
– ¡¿Qué la burocracia?!… No entiendo, tío…
– Porque en una oficina burocrática unos son los que hacen todo el trabajo, pero el que se lleva todo el crédito es el gordo del traje.
– Tío… ¿A ti te gustaba la Navidad cuando eras niño?
– Pues, claro Jaimito. ¡A qué niño no le gusta la Navidad! Si de chiquito hasta me alquilaban para Niño Dios, aunque ahora no me quieran ni para burrito sabanero.
– Y ahora que eres adulto ¿te sigue gustando?
– Pues… cómo te diré, Jaimito; la Navidad tiene sus etapas en la vida de uno: cuando eres niño esperas a Papá Noel, cuando eres adolescente ya no crees en Papá Noel, cuando eres adulto te vistes de Papá Noel y cuando eres de la tercera edad te pareces a Papá Noel… ¡Así de simple!
– ¿Y tú te has disfrazado de Papá Noel alguna vez?
– Pues, a veces así toca; claro que con rellenos, porque, como verás, soy flaquito.
– ¿Y tu compadre Ulbio?
– Bueno, por sus características y méritos, él más bien da para reno; porque tiene la nariz roja y no le faltan cuernos.
– Y ¿Qué mensaje le darías a nuestros lectores en esta Navidad?
– Bueno, a mis fieles y queridos lectores quiero enviarles un regalo muy especial; pero tengo un problema…
– ¡¿Problema?! ¡¿Qué problema?!
– Que no sé como envolver un abrazo grandote para cada uno de ellos; así que ni modo, les envío envuelto en cada ejemplar de El Observador.
– Y a alguien más que desees enviarle un mensaje…
– Pues claro, a aquellos que no son fieles lectores y que solo me leen para ver si no hablo mal de ellos, quiero pedirles que esta época navideña la aprovechen para reflexionar junto a su familia con mucho amor y dejen de andar pensando solo en los chanchullos, los entuertos y la manipulación.
– ¿Y para mí?
– Mira Jaimito: En tu rostro puedo ver la ilusión con qué esperas la Navidad, para recibir tus regalos y más. Quiero que sepas que aparte de ser tu tío, soy tu amigo y una de las personas que más te quiere en el mundo. Por eso, no solo te deseo felicidad en estas fiestas, sino que velaré porque siempre seas una persona feliz.
– Gracias tío, yo también te quiero mucho y también deseo verte feliz siempre.
– Gracias querido sobrinito; y por mi felicidad no te preocupes porque obligatoriamente tengo que ser un personaje feliz; sino ¡cómo voy a hacer reír a mis lectores!
– Tío, ojalá siempre fuera Navidad.
– Es mejor que no sea así, porque nos cansaríamos de ella. Pero bueno, no nos pongamos sentimentales que me van a dar ganas de llorar. Mejor acompáñame a sumergir estas computadoras en el río.
– ¡¿Y para qué vas a sumergir las computadoras en el río?!
– Pues, para ver como beben y beben los PC’s en el río, pues Jaimito, jajaja… No, no, bromita nomás era, solo las voy a guardar en el sótano.