Inicio Entretenimiento Entre brujas y guaguas, todo va a quedar hecho colada

Entre brujas y guaguas, todo va a quedar hecho colada

por Andres Ortega

– ¡Cuidado, compadre Ulbio! ¡Ele! ¡¿Qué le pasa pues que anda tan distraído?! Casito se tropieza.

– ¡Ah! Hola, compadre Indiscreto. Es que… ando medio intrigado.

– ¿Intrigado? Eso le pasa por comer mucho trigo en el desayuno.

– No, no. Quiero decir que ando medio confundido.

– Eso ya no me extraña, usted siempre anda confundido. Eso es por naturaleza. ¿Y ahora? ¿Por qué se confundió, pues?

– Es que, estuvimos conversando con mi esposa sobre Los Finados; entonces le pregunté a ella si lloraría por mí en caso de que yo me muriera.

– ¿Y…? ¿Qué le respondió su mujer?

– Me dijo que “claro que lloraría; ya sabes que yo siempre lloro por cualquier pendejada”. Y no sé qué es lo que me quiso decir con eso.

– ¡Ah, qué compadre! ¡¿Cómo se confunde si está clarito?! Lo que le quiso decir su mujer es que usted es como la media de los ecuatorianos; por eso estamos como estamos y tenemos los gobernantes que tenemos.

– ¡Ahhh…! Figúrese que tampoco le entiendo a usted lo que me está tratando de querer transmitir.

– Eso ya no me admira; si los políticos le dicen en la cara, a la gente como usted, todas las barbaridades que van a hacer y aun así van y les dan el voto, precisamente por eso, porque andan en las nubes y no entienden nada.

– Es que eso de la política es una cosa bien misteriosa.

– Este país está lleno de misterios; aparte de los misterios naturales, los misterios políticos son los más fascinantes. Y más aún en noche de brujas y día de los difuntos.

– ¡Ya va a empezar con sus historias de terror!

– En eso sí tiene toda la boca llena de razón; porque da terror el hecho de que el gobierno se va a salir con la suya y no nos van a devolver los 75 millones a los amazónicos.

– ¡¿Y, por qué lo dice, compadre?!

– Porque algo misterioso está pasando con eso de la “Acción de Protección por el caso de los 75 millones. ¡Figúrese que otra vez se abortó la audiencia!

– ¡¿Otra vez?! Y… ¡¿Cómo así ah?!

– La semana pasada, antes de que se instalara la audiencia, el juez la suspendió por dizque “vicio de conflicto” que él mismo ocasionó. Y esta semana si se instaló; pero al poco rato el juez la volvió a suspender para una segunda tercera fecha.

– ¡Ele! ¡¿Acaso otro vicio?! ¡Más vicioso ese juez!

– A mí, esto me huele más a muerto de cementerio. Algo miedoso está pasando; más parece que algún fantasma está merodeando por la Corte, que hace que las cosas se dilaten cada día más, para qué nunca se sepa qué mismo pasó con esa plata.

– Si la van a devolver o se las hicieron miau definitivamente.

– Exactamente, compadre. Este juicio como que está embrujado y la sentencia al fin no va a salir, creo que quieren hacer de todo esto una colada…

– ¡¿Morada?!

– Más bien negra, quizá hasta que se le acabe el tiempo a este gobierno y que después vean a quién reclaman.

– Con todo eso la guagua de la Guadalupe sale bien librada.

– Y su acólito, el de las chanclas y bermuda, convertido en rey pan: mientas que Tellito va a quedar como la llorona, jejeje.

– Con tanta pendejada que se ve, yo creo que hasta los muertos han de estar muertos de risa.

– No, compadrito; si los vivos mueren de risa, los muertos… ¡A lo mejor reviven!

– ¡Uy! ¡No diga eso, compadre! Ya me dio medio.

– ¡¿Y?! ¡¿De qué se asusta pues, compadre?! Si ya estamos rodeados de muertos vivientes y lloronas.

– ¡Ay, Dios mío! ¡¿Y dónde están?!

– En todas las dependencias públicas andan como zombis aquellos pobres muertos a los que solo les permitieron seis meses de vida… Y eso porque ya no había más remedio.

– Sí, sí, compadre; tiene usted toda la boca llena de razón. Entre brujas y finaditos vivientes… ¡¿Hasta cuándo acabará esta noche de terror?!

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