– A ver compadre Ulbio; veamos como está su nivel cultural. Dígame: ¿Sabe usted quién fue Confucio?
– Chuuuta, compadre Indiscreto. ¡Usted siempre me las pone difíciles! A ver… Confucio, Confucio… mmm… ¿Acaso no fue el que inventó la confusión?
– ¡¿Inventó la confusión?! ¡Vaya pues, compadre Ulbio! Aquí el único que anda confundido es usted. Esa respuesta más parece de aquellas que dan las candidatas a reina cuando se ponen nerviosas.
– Bueno, entonces, dígame: ¿Quién fue Confusio?
– Confusio fue un gran filósofo chino de la antigüedad; su nombre en chino es Kung Fu Tze.
– ¡Ahhh! ¡¿No ve?! ¡Ahora me habla en chino! ¡Qué voy a saber yo de los chinos! ¡¿Habrá pues filósofos en china?!
– ¡Claro pues, compadre! ¿O usted cree que los chinos solo sirven para hacer chaulafan?
– Digo nomás. Oiga, compadre Indiscreto; y hablando de reinas… ¡Qué escasas que han estado las candidatas este año para reina de Puyo!… ¡Apenas cuatro candidatas!
– Así veo que está blandengue la situación de nuestras festividades mayores, compadre Ulbio.
– Y eso que, de las cuatro, una es de la empresa privada. Es decir que, de dieciséis barrios, apenas tres han querido participar por amor a su ciudad.
– Y eso mendigando y suplicando que porfis participen.
– Ya según dicen los entendidos, esto un tremendo espaldazo al alcalde; ya que en anteriores administraciones hasta dieciséis candidatas se llegó a tener en un año.
– Ahora en cambio, a los barrios más tradicionales no les ha dado la gana de participar; como el barrio Central, México, Amazonas…
– ¡Y ni siquiera aquellos que recibieron obras del alcalde! Como El Chofer, El Obrero.
– Y eso sin considerar que esta es la primera fiesta de la presente administración en que se elije reina. Ya que los dos años anteriores no se hizo nada, so pretexto de la pandemia,
– Es decir; tuvimos un largo descanso, pero ni así la gente ha querido participar. También dicen que es por falta de incentivo, ya que los otros años promocionaban carro para la ganadora ahora nada se ha dicho.
– Y como las guaguas de hoy en día, o sea las milenials, son bien interesadas; si no hay un buen premio simplemente no participan… ¡Así de sencillo! Jeje.
– ¡¿No ve. Compadre?! ¡¿Quién inventó esta confusión si no fue el tal Confucio?!
– Yo creo que fue el padre Patricio.
– ¡¿El padre Patricio?! ¡¿Y por qué dice que el padre Patricio inventó la confusión?!
– Porque durante tanto tiempo nos vivió asegurando que no pretendía ni le interesaba lanzarse a la política… ¡Y ahora ya dizque anda de precandidatizándose por ahí! Así cualquiera se confunde pues.
– ¡Ele chuta! Y sí se lanza él capaz que gana… ¡¿No ve que dizque tiene poderes hipnóticos?! Capaz que nos hipnotiza a todos para que votemos por él.
– ¡¿Más hipnotismo?! Si de por sí ya andamos medio dormidos, más bien confundidos porque ya no se sabe ni a quien creer. El pueblo anda totalmente decepcionado de los políticos.
– O sea que el padre Patricio bien estaba haciendo su labor… ¡De gana se va a meter de político! A ensuciarse después de todo el prestigio alcanzado y del cariño y la estima que el pueblo le promulga.
– Tiene toda la boca llena de razón, compadre. Y con toda esta confusión, que hasta loca y violenta se está volviendo la gente… ¡¿No ve como le han agredido a esa pobre señora precandidata en la Caminata de la Fe?!
– ¡¿No ve, compadrito?! ¡Hasta la fe estamos perdiendo! ¡Ya ni los eventos sagrados respetamos! ¡Todo por culpa de ese tal Confucio!
– Ya deje en paz al pobre Confucio, compadre. ¡Qué culpa tiene él del chaulafán político moderno! Si hasta el que denunció el arroz verde ahora se está pegando tremendo chaulafan banquero.
– Mientras tanto nosotros, los confundidos, tenemos que conformarnos con un volquetero.
– Bueno, ya que invita; no podría despreciar un delicioso volquetero. Ojalá así se vaya el mal sabor que nos dejan las pendejadas que día a día se ven en la farándula política.
– Pues, vamo ahí compadrito…