– ¡Elé! ¡¿No ve, compadre Indiscreto?! ¡Más las peleas! Que, por un lado, este tiene que ser el gobernador; que, por otro lado, este de acá es nuestro candidato más idóneo; que, los unos, ese es un infiltrado; los otros, vuelta, que ese es un paracaidista, que apareció a última hora y así sucesivamente…
– Así veo, compadrito Ulbio. Unos hasta ya dizque han recogido firmas de respaldo. ¡No sé cuántas hojas! ¡Cientos de firmas! Hasta dizque se elaboraron perfiles del candidato más idóneo, que el más capaz, el más preparado.
– Luego aparecen los adivinos que, jugando a las adivinadas: que si el negocio es con Guevara, de seguro es el fulano, que si el negocio es con Fernández, seguro es el sultano, sultano del grupo de los semillas.
– Otros, en cambio, que no; que tiene que ser de los ADN mismo, o sea del grupo del Chupacaña que es el más fuerte, de los verdaderos ADNs que tienen línea directa con el presidente Daniel Noboa.
– Que será varón, que será mujer… ¡A la final! Ni Guevara, ni los semillas, ni el Chupacaña. Fallaron los adivinos y resultó ungido el que menos lo esperaban, Rolamdo Ramos, ex comandante del Cuerpo de Bomberos.
– Pues, fue la mejor decisión que ha tomado el señor presidente.
– ¿Y por qué piensa usted que fue la mejor decisión, compadre?
– Porque los ánimos estaban demasiado encendidos y la cosa estaba que arde a punto de inflamarse. Por lo tanto, se necesitaba un bombero para que apague el fuego de la discordia.
– En eso sí creo que tiene la boca llena de razón, compadre. Ha de haber llegado hasta los oídos del presi el tremendo despelote que se estaba dando en nuestra provincia.
– Tiene razón, compadre; así que mejor dijo: “Ni para el uno ni para otro, ahí los dejo con el chorro de babas y mejor pongo el que a mi me da la gana y punto. ¿Cómo te quedó el ojo?”
– De quien si me da pena es del Jorgito Paguay, él que hace pocas horas dio una rueda de prensa, diciendo que era el más guapo, el que mejores resultados ha dado, una administración como nunca… – ¡Alábate pato! Dos horas después… ¡Toma tu hachazo! Se me va para su casa sin pena ni gloria, por más capaz que haya sido.
– Bueno pues! Bien por el comandante, digo, bien por Rolado,
– A fin de cuentas, no tiene rabo de paja ni manguera que se le pise, y eso es lo bueno, que la vaya bien en el poco tiempo que le corresponda comandar la Gober.
– Como le escriben sus admiradoras: «Felicitaciones mi amor, tue eres un tipazo, te mereces eso y más porque eres muy berraco” … jeje.
– Para mí que esas admiradoras están muy ardientes, ojalá no provoquen otro incendio por ahí.
– ¡Dios no lo permita, compadre! Ya con tantos problemas que tenemos.
– Y problemas que tendrá que apagar el nuevo gobernador, y que son más difíciles que apagar incendios. Pues tendrá que apagar tanto relajo de crímenes, robos, droga, sicariato, prostitución, invasiones y un largo etcétera.
– ¡Uuuuu! Para apagar todo eso va a necesitar una buena manguera.
– Pues, ahí está doña Marianita.
– ¡¿Y?! ¡¿Qué tiene que ver doña Marianita con todo esto?!
– Pues, ¿no dice usted que va a necesitar una buena manguera?
– Sí, pero no entiendo qué tiene que ver doña Marianita.
– Que doña Marianita vende mangos, y por lo tanto es una buena manguera.
– ¡Ach, compadre! ¡Usted siempre sale con sus cosas! Yo estoy hablando en serio.
– Bueno, por lo pronto ya empezó apagando las vanas ilusiones de quienes les gusta pescar a río revuelto, y para eso no se necesitó ninguna manguera, sino un decreto presidencial.
– El caso es que ya tenemos nuevo gobernador.
– Así es, compadrito; y no nos queda más que desearle lo mejor, que su gestión sea muy exitosa y, así como antes extinguió muchos fuegos, ahora logre extinguir algunas cosas candentes que venimos arrastrando por años.
– Sí, y que todos estemos dispuestos a brindarle nuestro apoyo para lograr días mejores para la provincia.
– ¡Muy bien, compadre Ulbio! ¡Así se habla!