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Jorge Glass

por Andres Ortega

Por: Edwin Mosquera.

Indistintamente cual sea la condición jurídica del ex vicepresidente de la República la cual estoy vetado a criticar por obvias razones, si se me hace notorio el que se pretenda cuestionar o no sobre el presunto y supuesto estado de salud mental y emocional del hoy convicto. Es muy admirable y respetable el trabajo que hacen reporteros y periodistas, los cuales siempre están empapados de conocimientos y al pie del cañón como vulgarmente se dice, pero me llamó mucho la atención que, el atípico reportero reporte de la conocida Radio Sucre del Astillero Guayaquileño, con su chillona e inconfundible voz, se haya atrevido a pretender esbozar siquiera un criterio clínico psicológico y psiquiátrico.

Este locutorzuelo, me imagino carece de conocimientos sobre las consecuencias y sintomatologías psicológicas de un trastorno depresivo recurrente, en el CIE 10 se caracteriza por la aparición de episodios depresivos repetidos a lo largo del tiempo, sin la presencia de episodios de manía o hipomanía entre ellos. Estos episodios depresivos pueden variar en intensidad, desde leve hasta grave, y se definen por síntomas como ánimo deprimido, pérdida de interés o placer en actividades, cambios en el apetito y el sueño, fatiga, sentimientos de inutilidad o culpa, dificultad para concentrarse y pensamientos de muerte o suicidio, es decir no es que se puede hacer o no es que de manera volitiva se puede generar el síntoma a fin de la displicencia de unos cuantos.

Si bien es cierto no está afectada  «la conciencia, ni la inteligencia», y no se puede pretender utilizar como trastorno para evitar las responsabilidades dentro de procesos penales, pero no obsta que pueda ser sometido a crítica o burla por ningún ignorante que no maneja el tema o peor aún pretender emitir elucubraciones para subir su audiencia, me imagino que dicho caballero en sus 42 procesos judiciales jamás estuvo privado de su libertad, o tal vez por su pretensión de poder por su medio de locución jamás fue preso, entonces desconoce toda sintomatología que contraviene a un sujeto que está privado de su derecho primigenio y fundamental de la libertad.

No se convierta en uno más del montón, no habrá las fauces por hablar por lo menos lea o prepárese previo a emitir un criterio, no esparza mierda con ventilador porque tienes un puto micrófono al frente, sin conocer como afectas a terceras personas, y peor aún si no tienes los cojones para dar la cara, porque siempre existirá un cabrón como yo que por lo menos conozca un poco más y esté presto a sacar a la luz tu ignorancia.

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