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La concejala mala, mala, mala

por Andres Ortega

– Oiga, compadrito Indiscreto; con eso del Cristo Redentor que van a construir en nuestra ciudad, vamos a ser igual que Río de Janeiro.

– Jajajaja… Mejor me río de lo pendejeiro que es usted, compadre Ulbio.

– ¡Oiga, no pues, compadre! No sea así. Yo estoy hablando en serio.

– Pues yo también soy serio, hasta cuando me río. Pues cómo me va a venir con esas sandeces de que vamos a ser como Río de Janeiro. Eso solo se le puede ocurrir a alguien que tenga una pelota de vóley en lugar de cabeza.

– Pero al menos vamos a tener más turistas visitándonos para ver la estatua.

– Mire, compadrito; remedos del Cristo Redentor hay por todo lado, y no por eso las ciudades que los tienen se han vuelto más turísticas. A los turistas les gusta la originalidad, no los remedos.

– ¡Ach, compadre! ¡Usted ya está peor que esa concejala mala, mala; que se opone a lo del menumento!

– ¡¿No ve, compadre?! Si más bien parece el Cristo de la discordia.

– ¡¿Y por qué lo dice, compadre?!

– Pues, poco le duró al burgomaestre mantener el buen romance entre la autoridad y el grupo edilicio, pues ya hay marcadas distancias con las dos concejalas mujeres que han salido a la luz pública a denunciar irregularidades.

– Pero… si todavía no construyen el monumento… ¡¿Cómo saben si va a quedar regular o irregular?!

– Irregularidades en el proceso, digo. Por ejemplo; aquella concejala, que usted dice que es mala, sin pelos en la lengua, ha hecho caer en cuenta incluso el desplante y la falta de caballerosidad que le ha propiciado el jefe del ayuntamiento al dejarla con la palabra en la boca.

– ¡Eso sí que es discordia!

– Primero hizo público su desacuerdo, por cuanto en la licitación para la consultoría del proyecto, se habría convocado a profesionales de otras provincias, en desmedro de los profesionales propios del cantón Pastaza, que si los hay y muy buenos.

– Es que con los de fuera no se nota el chanchullo, jijiji.

– Tiene toda la boca llena de razón, compadre. No le quedó más remedio a la señorita concejala que denunciarlo ante los medios de comunicación, porque en la sesión solo le dieron la palabra cuando el alcalde estaba de salida.

– Jajaja, como diciendo: “Hable nomás con las sillas”, jejeje.

– Así es; entonces a la pobre no le quedó más que hacer un tik tok con el alcalde yéndose de allí sin escucharla.

– ¿Y qué dicen los alcaldes del hamburguermaestre?

– “Burgomaestre”, compadre; me la vuelva gastronómica a la conversación. Ellos señalan que la supuesta defensa de los profesionales locales no es gratuita, sino que arrastra intereses de por medio, ya que andaba a tras de un contrato para su propio novio.

– ¡Ele, carajo!

– En fin, las cosas cada vez se suben de tono, las diferencias ya están marcadas y cosas van y cosas vienen. Las dos concejalas mujeres a las que se las ha llamado grupo de minoría.

– ¿Y el resto de concejales?

– ¡Uh! Ellos no dicen ni pio y solo están para aplaudir a la autoridad. Las chicas han demostrado su desacuerdo también puesto que el proyecto del Cristo Redentor supera los cinco millones de dólares, lo cual, va también en desmedro de cientos de comunidades que no cuentan siquiera con las obras más elementales.

– Mientras que se quiere adornar a Puyo con una figura gigante. Así como tan costoso es el proyecto, así también ha de ser la comisión.

– Algunos, incluso, ya le señalan a una persona cercana a la autoridad como “dueño de las coimas”.

– Bueno, así iniciamos el año en la alcaldía, y ya que se destapó la olla de grillos no sé con qué otras cosas saldrán más adelante.

– Ojalá la “pasión por el servicio” no se vuelva “pasión por el retrete”. ¡¿No ve?! Primero fue Río Blanco y ahora Río de Janeiro; después ¿con qué otro río nos saldrán? Río, río y más río: pero lo únicos que ríen son los que gozan de los chanchullos.

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