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LA FAZ DE LOS DELINCUENTES

por Andres Ortega

Por: Edwin Mosquera G.

En un acto casi heroico escuchamos a un miembro de la fuerza pública decir “bajo mi responsabilidad” les presento al delincuente, a quien presentan en una rueda de prensa con grilletes en sus manos, con prendas andrajosas, quien a decir de su faz temeroso de su destino ante tanta cámara, pero hay que entender que no se trata de defender al detenido o peor aún pretender justificar su accionar, simplemente la sensatez y garantía constitucional obliga analizar la situación y el porqué de las cosas, la ley es sabia y no se compra o se vende o peor aún se mal interpreta a conveniencia.

La Constitución de la República del Ecuador, capítulo 2 de la de los Derechos Civiles, artículo 23, numeral 8, señala el derecho a la honra, la buena reputación y a la intimidad personal y familiar, la ley protegerá el nombre la imagen y la voz de la persona, en el artículo 24 numeral 7 dice que se presumirá la inocencia de toda persona cuya culpabilidad no haya sido declarada mediante sentencia ejecutoria, entonces sin tener más de dos dedos de frente con dos cuerpos legales básicos, se demuestra la improcedencia de pretender que los simples ciudadanos de a pie ahora se conviertan en jueces y fiscales, si en minúsculas, ante la excitación momentánea de conocer un presunto hecho delictivo, no debemos olvidarnos que somos sujetos de derechos y estos hay que respetarlos nos guste o no.

Ahora bien, ¿para qué se quiere presentar el rostro de un aprehendido?  ¿A caso de pretende generar una conmoción social o un linchamiento público? O solo un pre juzgamiento popular que llene de vergüenza a aquel desdichado que ni siquiera ha sido escuchado o tenido la oportunidad de defenderse.

Todo procedimiento o proceso inquisitivo y viciado goza de nulidades, y aquí sí se vulneran derechos, que al actuar en desconocimiento de competencias repercuta en decisiones que sean perjudiciales a las presuntas víctimas.

Para que conocer a los delincuentes domésticos, cuando los mañosos que se enriquecen cada día salen en medios públicos con su corona de plumas, cuando el verdadero no presunto  lunfardo saca de su pacha mamá por kilos de manera ilegal oro,  se sienta en el sillón municipal y lo manipula a su antojo, a ese quien no se le tapa o difumina la cara pero tampoco se le enfrenta, curioso pero real.

Las garantías y derechos siempre deben primar, son la base de una sociedad justa, que dé a cada quien lo que le corresponda; sin normas seriamos un grupo de trogloditas que se exacerban y en el fervor de la ira sin razón o sentido nos dejaríamos llevar por nuestras más bajas pulsiones, para terminar, disfrutando de ver cómo nuestro rostro se empaña de sangre y el corazón del imputado late en nuestra mano.

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