El 10 de abril de 2023, la pitahaya ecuatoriana marcó un hito: el primer cargamento de la exótica fruta partió hacia China. Todo el gremio exportador celebró el acontecimiento, menos los bosques y las especies en Morona Santiago.
En esta provincia amazónica, concretamente en el cantón Palora, la mayoría de sus habitantes se dedican al cultivo de la pitahaya o la llamada fruta dragón, pero a cambio deben arrasar con bosques primarios que por años se han levantado en la zona. “En los últimos años, evidenciamos como los cultivos de pitahaya en el cantón se han expandido, reduciendo los espacios ocupados por bosques”, así lo señala un informe de la fundación Ecociencia y la organización MapBiomas Amazonía.
Según el nuevo estudio, publicado este 18 de septiembre, a lo largo del tiempo, Palora ha experimentado cambios de sus bosques por zonas agropecuarias en ciclos bianuales. Es decir, en un año existe un alto valor de deforestación y al siguiente, este valor disminuye, pero a partir de 2019, se identifica una pérdida de bosque con un “incremento alarmante”. Por ejemplo, de julio 2019 a julio 2023, se calculó un incremento de 182% de avance de los cultivos de pitahaya en una determinada zona de Palora, que corresponde a un aumento de 25,5 hectáreas adicionales.
Desde hace cinco años, Ecuador vive una ‘fiebre’ por cultivar pitahaya, al punto que la fruta no solo está en Palora (Morona Santiago), sino también en otros suelos y climas de Pichincha, Manabí y Guayas.
Tal es el furor que el Banco Central de Ecuador (BCE) estima que el país exporta al año 23.000 toneladas de pitahaya, con un ingreso de USD 99 millones para el país. Y en lo que va de 2023, Agrocalidad reporta 4.779 envíos de la fruta dragón, llegando a 29.000 toneladas exportadas, superando las previsiones más optimistas del BCE.
Estados Unidos es el principal mercado de destino de la fruta, con el 84% del volumen total exportado; seguido por Canadá, Colombia y Singapur. Pero todo llega con un costo: la expansión de la frontera agrícola y con esto la deforestación.
Se dividió las zonas de cultivos en cuatro casos, y el cuarto fue el más crítico, puesto que de julio de 2019 a julio de este año se identificaron 31,3 hectáreas de superficie cultivada de la fruta. Si cuando inició el análisis en 2019, los cultivos llegaban a 3,67 hectáreas, para julio de 2023 hubo un aumento de 753% en la superficie sembrada a la fruta.
Esta problemática sumada a los bajos costos de venta de la fruta en temporadas altas y los altos costos de producción, ha hecho que los pequeños y medianos productores dejen sus cultivos abandonados y migren a otros países, mientras que profesionales y expertos recomiendan diversificar sus fincas con cultivos como papa china y naranjilla.