– Compadre Ulbio, ahora que lo veo a con su cara de Rumiñahui, ¿se acuerda usted del cuento de Cantuña y su pacto con el diablo?
– ¡Ele! ¡Qué’s pues, compadre Indiscreto! A mí ni me van ni me vienen de historias del diablo. ¡¿Acaso que yo ando pensando en cosas del diablo?! ¡¿Qué le pasa, compadre?! Yo soy un hombre de Dios, apenas me levanto rezo para que me vaya bien. Creo que usted está vendiendo su alma al diablo que me sale con semejante pendejada.
– ¡¿No habrá escuchado de niño esa leyenda de Cantuña?! Que, para poder construir el templo de San Francisco, hizo un pacto con el diablo, y si el templo estaba construido antes de que cante el gallo, el diablo se llevaba su alma.
– ¿Algo así como los pactos que se están dando dentro de la Asamblea para no destituirle al Lasso?
– Más o menos. Pero Cantuña se salvó, porque cuando cantó el gallo aún faltaba colocar una última piedra?
– ¡¿Y para que trae a colación esa historia medio endiablada?! ¿Qué me quiere decir con eso? No le digo, parece que usted está en esos pasos de entregar su alma al diablo.
– ¿Qué le pasa, compadrito? Usted siempre de mal lado, mal humorado. Y luego dice que se levanta con Dios rezando. Pues no parece, jejeje. Es que me acordé de eso, porque justo estaba leyendo en el periódico, que el alcalde ya lleva como dos meses colocando la primera piedra…
– Así veo, compadre; que la semana pasada la primera piedra de tal cosa y foto para las redes sociales, esta semana otra primera piedra y foto para las redes, que el próximo fin de semana otra primera piedra y también ha de ser foto para las redes.
– ¿No se le gastará la cara con tanta foto y tras foto? Jejeje. Y además anuncia que todavía le falta la última primera piedra antes de que se le acabe el mandato. Por eso me acordé de la última piedra que le faltó al diablo y no pudo llevarse el alma de Cantuña.
– Bueno, al diablo por lo menos le interesaba el alma de Cantuña; pero, acá lo que les interesa es llevarse la marmaja de los contratos.
-¡Y eso también es como vender el alma al diablo! Porque se están llevando la plata del pueblo. ¿No ve que viene a ser casi lo mismo?
– ¿No será que también aquí hay pacto con el diablo? ¿Qué, lo que no hizo en cuatro años, lo está haciendo en apenas dos meses? Y pone piedra y otra piedra y piedra sobre piedra.
– ¿No ve cómo denuncia la concejala Valverde? Que, de manera medio oscura, aprobaron la reforma al presupuesto sin seguir el debido proceso, porque ya no les quedaba más tiempo ya que la ley les prohíbe hacer nuevas partidas en los últimos seis meses de administración…
– ¿Eso dirá la concejala? Pero si parece que no rompe un huevo, tan calladita que se la ve y apenas creo que lleva cinco meses de principalizada.
– Ya ve y en apenas cinco meses denuncia, lo que otros no han hecho en todos los cuatro años, y siendo muer todavía.
. ¿No será que no la incluyeron en algún reparto y por eso abre la boca? Digo yo, porque ahora hay que ser mal pensados… ¿No ve lo que le pasó a la candidata a subdirectora de Pachakutik? Que ella dice que para salvarle al presidente le tienen que ofrecer cargo de ministra y no de pasacafés; dando a entender que el amarre y triquiñuela en la Asamblea es el pan de cada día. Por eso nuestro representante de Pastaza feliz se lo ve.
– ¡Nada de eso, compadre! Debemos tener fe en que aún hay gente honesta en este corrompido país. La concejala ha dicho que no quiere participar en ningún acto contra la ley y que en estos cinco meses que la han dejado trabajar como principal no va a dejar manchando su nombre.
– Ahhh; pues siendo así, sí.
– Por eso denuncia que, para conseguir sus fines, hasta se han pasado por encima de las ordenanzas y que esto de las primeras piedras, que vienen siendo las últimas, ella no lo ve bien. Por eso ni asiste. Porque se estaría violando procesos e incumpliendo procedimientos para salir con obras de último momento.
– ¡Qué barbaridad!
– Además, denuncia que esta administración deja a un municipio inflado, como que le hubiera dado indigestión. Que se ha sobrepasado el personal por encima del techo del 20% que le autoriza la ley, que no sabe que irá hacer el nuevo alcalde con tanta gente, dónde irá a poner los de él; porque ahora viene gente que aspira ingresar a trabajar al municipio. ¡Elé! Se cagó la perra en el costal, como decía mi abuelo.
– Y hablando de piedras, bien carepiedra el que se va. ¡Que iras que me da! Ganas de ir a sacar las primeras piedras que ha ido colocando y lanzárselas al mismo, para que no sea caretuco o carepiedra, que da lo mismo.
– Por eso es que ya le dije que cuando vi su cara, me acordé de Cantuña, de las piedras, del diablo y de los que se van, jejeje.