– ¡¿Y ahura, compadre Indiscreto?! ¿Qué será de hacer con tanto candidato?
– Tener mucho cuidado pues, compadrito Ulbio.
– ¡¿Cuidado?! ¡¿De qué pues?!
– De que cualquier persona con la que se encuentre puede ser un candidato o una candidata. Por ejemplo: si esa chica, que le gusta a usted pero que no le para bola, de pronto se le acerca sonriendo; no se haga ilusiones, compadre, pueda que esté de candidata.
– Sí pues, jeje; más parece que la mayoría van a estar de candidatos y pocos quedaremos como simples electores.
– Así es, compadre; tenemos candidatos para todos los gustos y de todos los colores, sabores y olores; a lo mejor son ellos los que terminan eligiéndonos a nosotros.
– Ay, compadre; la falta de trabajo ha de ser que hace que la gente se desespere por ver si logra un puestito aunque sea de asambleísta; porque no creo que sea el deseo de salvar a la patria mismo.
– Oiga, compadre Ulbio, y ya que todo mundo quiere ser candidato, ¿por qué no se candidatiza usted?
– ¡¿Yooo, compadre?!!! Si yo ni siquiera se hablar en público.
– ¿Y acaso es eso necesario? Ahora solamente hay que aplicar la doctrina Nobita y ya.
– ¡¿La doctrina Nobita dice, compadre?! ¡¿Y cuál es esa doctrina pues?!
– ¡Hacerse el cojudo nomás! ¿No ve? Así ganó el Nobita, haciéndose el cojudo; y su cara sí le da para eso.
– No se la mande tan feo conmigo, compadre… Pero… además, yo no se nada de ideologías, ni qué es derecha ni qué es izquierda.
– ¡Eso ahora ya no importa! ¡Nadie se fija en esas pendejadas! ¿No ve la Yajairita? Antes era revolucionaria y ahora dizque se va a lanzar como ácido desoxirribonucleico.
– ¡¿Soxi… quéee?! ¡Ele! Ya me empezó a hablar en difícil…
– Perdón, no me acordé que era cojudo; me refiero a que dizque se va a lanzar como ADN, y, hablando científicamente, ADN significa ácido desoxirribonucleico y sirve para transmitir la herencia genética… ¡¿Qué’s pues?! ¿No le enseñarían eso en la escuela?
– ¡Ay, compadre! Bien sabe que yo a duras penas llegué a segundo grado, y además, yo soy pobre y no tengo ninguna herencia que transmitir…
– Me refiero a la herencia genética; por ejemplo, su padre le transmitió a usted esa cara de zonzo gracias al ADN.
– Bueno, bueno no me abrume con tanta ciencia; mejor sígame explicando eso de la ideología política.
– Está bien; otro caso es el del Polito…
– ¿Él es de izquierda o de derecha?
– Más bien debería preguntar si norte o sur, ¿no ve que es Polo? Y aunque la vez pasada perdió para alcalde lo vuelven a lanzar para demostrar a la sociedad que los de la 61 son bien persistentes.
– Oiga compadre, pero… ¿dónde vamos a hacer la sede de campaña?
– Pues, aquí mismo, en su taller; vaciamos todo, conseguimos unas sillas y un escritorio y ya.
– Y, ¿con qué plata vamos a hacer la campaña?
– Pues, como le dije, aplicando la doctrina Nobita. Mire, nos conseguimos unos voladores y, cuando la gente que invitemos esté reunida aquí, los hacemos reventar, armamos el alboroto y decimos a la prensa que han atentado contra la vida de nuestro candidato Ulbio. ¡Y ya está! Con eso engañamos a los incautos, como hizo el Nobita, y tenemos asegurada la elección.
– ¡Chuta, chuta, chuta! Y…, ¿cuál sería nuestro plan de campaña? ¿Qué le vamos a ofrecer a la gente?
– ¡Uuuu! Eso es lo más fácil de todo; usted nada más tiene que decir: “Yo ofrezco lo que ofrecen todos los otros candidatos juntos, más cinco dólares encima”, y ya está, que mejor plan de campaña, jejeje.
– Pues usted hace que todo parezca sencillo…
– Bueno, no tanto; lo que si me temo es que no podamos vencer a las candidatas del prefecto; porque él es más bacán que el Johnny con sus dos mujeres y un camino; en este caso serían dos mujeres y un ánimo.
– Chuta, compadre, ahí sí que me desanimó.
– Claro, mientras los unos serían los o las candidatas del ánimo, usted sería el candidato del desánimo, y con esa cara peor. Mejor vaya nomás que usted pertenece a un solo partido, al de su mujer, y no siga pensando en cosas sicalípticas, que a eso solo tienen derecho los políticos profesionales.