En cada campaña electoral, aflora la esperanza de ver nuevos cuadros, nuevos personajes, nuevas figuras, en definitiva nuevos candidatos, los votantes tienen como estribillo, los mismos y los mismos, sin embargo en cada contienda electoral van apareciendo esas anheladas nuevas figuras que si en el mejor de los casos ganaron, les llegó a gustar y optan por la reelección y los que no ganaron por una nueva oportunidad y de esta forma, se vuelve a repetir la historia y aquellos nuevos candidatos de a poquito van convirtiéndose en los nuevos, los mismos y los mismos.
Para muchos analistas, ese es el motivo por el cual la manera de hacer política en el país y en nuestro cantón en especial no cambia los esquemas mañosos, atrevidos muchos de ellos, con los cuales se trata de ganar espacio, simpatía, credibilidad y aceptación, lamentablemente afectando al contendor, a su dignidad, a su familia, a su gremio, a su partido o movimiento.
Antes los pasquines, ahora las redes sociales que lamentablemente mal utilizadas pueden causar ecatombes y en el ámbito político no es la excepción y lo grave nadie, ningún candidato está exento de que a última hora a algún mal dormido se le ocurra acordarse de algún hecho que comprometa la dignidad, a integridad personal y lo publique en todas las redes sociales como es lo que denuncia el candidato StalýnTzamarenda de Pachacutik y todos los candidatos en más o en ménos intensidad.
Surge entonces la pregunta, qué ha cambiado en relación a los viejos actores políticos, que hemos ganado con la renovación política, con los nuevos cuadros, con los jóvenes que incursionan en este ámbito, si la maoría en el afán de ganar, no escatima nada y es capaz hasta de atentar a la moral a la dignidad personal con tal de conseguir su propósito.